A mi hijo,
¿Sabes qué cariño?, hoy tu hermano pequeño ha recibido un juguete. Un camión luminoso y parlanchín de bomberos, con
variadas canciones divertidas.
Ha estado parte de la mañana jugando con él, con una capacidad de asombro que impacta verla. Es como si fuese a desaparecer el juguete y tuviese que ganar tiempo al tiempo para disfrutarlo. Un pequeño juguete, que en un momento determinado se convierte en un “todo”, porque ocupa todo su tiempo, interés y emociones de un niño. Realmente prodigioso el como una pequeña cosa capta la atención, cuando sin embargo los mayores nos ahogamos en “esas grandes cosas” que no sirven para nada.
Segúramente
podrías recordar aún algunas de las ocasiones en las que pasastes por
lo mismo que tu hermanito. Porque Jugar es el
arte de construirse como personas divirtiéndose, es la cualidad de
autotransformarse en todo lo que se quiere ser. Jugar nos da la opción
de lograr todo aquello que queremos conseguir como
personas, y los juguetes se convierten en los recursos para
lograrlo. Podemos ser médicos, astronautas, pintores, guerreros, poetas,
cocineros.. ¡todo sin dudarlo!.. y cada papel que tomamos deja
en nosotros una huella, una posibilidad de lo que podríamos haber
sido, o quizás seamos.
¡Ójala
pudiésemos aprender todo lo que se nos da en la vida a base de jugar!.
Sin embargo, como casi siempre, los adultos
nos paralizan, nos bloquean en los juegos y eligen nuestros
juguetes. Juegos elegidos por los adultos que anticipan el futuro y
desprecian el presente. Juguetes que en definitiva solo sirven a un
sistema basado en el consumo.
Si
por los niños fuese, ellos serían capaces de hacer de cualquier pequeña
“cosa” un juguete, y elegir en qué iban a ser
utilizados. Porque los mayores no saben que cuando se es pequeño se
tienen muchas más capacidades que las que se puede uno imaginar. Los
niños tienen más neuronas, más conexiones nerviosas para
percibir, emocionarse, aprender. Y ¡tan arrogantes como somos los
mayores!, nos convertimos en los gurús de las opciones infantiles,
creando niños dependientes a las nuevas tecnologías y a
las demandas de una sociedad que se encierra en sí misma respecto a
lo que vende y produce, para crear niños “clones”, que en definitiva
pueden llegar a perder su infancia demasiado
temprano.
A
veces el mejor juguete que hay es el de alguien que te acompañe en el
juego. Esas persecuciones en la búsqueda de un escondite,
ese juego tan divertido llamado el pilla pilla, o sencillamente dar
sorpresas o pequeños sustos por el pasillo. Uno de los juegos más
maravillosos son los que se producen en la interacción entre
un padre y un hijo. Y de eso nosotros, cariño mío, hemos tenido
muchas oportunidades, que estoy seguro no olvidarás, al menos algunas de
ellas, y recordarás los sentimientos tan profundos de
diversión y afecto que nos dejaron.
Ahora
me toca jugar con tu hermanito, y bien sabes que no puedo hacerlo ya
contigo. Sin duda mi relación con él no puede
sustituir la que tuve contigo, ni lo pretendo. Pero sí he de decirte
que me recuerda a momentos pasados, pero sobre todo lo hace desde el
punto de vista de aquello que nos privaron hacer. Porque
con tu hermano la libertad que tenemos con respecto a su mamá es
¡tan maravillosa, tolerante, comprensiva, integradora!, que me ha
abierto la mente a lo que es el amor a través del
juego.
Si cariño, el amor también se siente y se accede a él jugando. Con sonrisas, miradas cómplices, resultado de una relación día a
día, sin que nos quiten esas opciones de estar juntos, que a algunos niños “les arrancan” sin razones ni sentido moral.
¿Qué
podemos aprender de todo ello hijo mío?... pues podría trasladarte este
mensaje: "El pasado ya no existe, ya tan solo quedan
los recuerdos que podemos elegir e incluso transformar su
percepción. Que aquello a lo que no nos permitieron jugar, ya no
importa, no tiene que afectarnos. Lo importante es que podemos jugar en
nuestra imaginación, y en ella estamos tú y yo, donde nadie puede
manipularla si realmente así se decide. Que en la fantasía el pasado y
el futuro se conjugan con el presente, y TODO es posible.
Tener esperanza, ilusión, pasión en el juego de la vida".
¡Jugar
cada día, divertirte, aprender jugando, sonreir!, y que sepas que aún
no sabiéndolo por tu parte, alguien como tu papá
siempre estará cubriéndote las espaldas en cada uno de tus juegos,
porque estoy en tu imaginación, en tus recuerdos y en tus genes; y estoy
en tu alma alma, y nada ni nadie lo puede
arrancar.
El juego más bonito en mi vida ha sido compartido contigo, el juego que más he amado: estar contigo, y el que más he admirado:
verte jugar… Solo espero que en tu fantasía sigas jugando para sonreir y ser mejor persona.
Te quiero, papá.
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