Un pequeño como Jesús nació, y un padre le protegió … en Navidad:
Llega la Navidad cariño mío. Y aunque no estaremos juntos “físicamente”, si lo estaremos en pensamiento, lo cual es lo que nos ha tocado
vivir.
Estos días cercanos a la "Navidad" son tiempos en los que la
historia, con ciertas dosis de fantasía, nos narra el nacimiento de un
niño de nombre "Jesús" en un pueblo de Oriente llamado
Belén.
La historia puede ser leída de muchas formas hijo mío. A mí me
recuerda a tu nacimiento, porque además de no estar muy alejado de estas
fechas, el amor que siento por tí es el mismo que mostró
una persona muy especial en estos días. ¿Sabes de quién se trata?,
me refiero a la figura de José, quién sería reconocido como Papá de
Jesús en este mundo que nos ha tocado vivir.
No te puedes llegar a imaginar lo que significaría en nuestra época
que un padre acogiera a un hijo como lo hizo José. Y no lo puedes hacer,
porque sería muy probable que ese niño fuese rechazado
por la mayoria de hombres a quienes les hubiese sucedido lo que le
ocurrió a José; así mismo era muy probable que el mismo rechazo hubiese
acontecido en los mismos tiempos de Jesús. ¿Por qué?,
muy sencillo hijo mío, porque José no era el verdadero padre
biológico del niño Jesús; y pocos hombres aceptarían a un niño ajeno a
progenie. Pero el coraje y la fe de un hombre cambió el destino
de ese pequeño.
Hay que valorar la fuerza moral de ese hombre llamado José que aún
llegando a saber que el hijo que esperaba su mujer, María, no era de su
estirpe, iba a amar con todas las fuerzas a ese
pequeño. Porque, más allá
de creencias y convicciones, José tuvo el coraje de un verdadero padre
para: apoyar, ayudar y proteger todas las
vicisitudes que la familia de Jesús pasarían la noche de su
alumbramiento. Más todo lo que después tuvieron que superar, buscados
por el ejército romano para acabar con la vida del recién
nacido.
José no solo aceptó a Jesús como su hijo, sino que le protegió y
cuidó, haciéndose cargo durante el resto de su vida de su educación y
formación. No resultó en vano que a Jesús le llamaron más
tarde “Jesús de Nazaret, el hijo del carpintero”.
Es por ello que desde este rincón donde reflexiono junto a ti,
quiero reivindicar el papel del “padre humano y real” de Jesús, José de Nazaret,
el
carpintero, que con su esfuerzo logró que el niño alumbrado por
María, estuviese a salvo de sus perseguidores, y ser querido como hijo
propio. Eso es un Padre, eso es un papá.
Así que cariño, estas fiestas, estas Navidades a pesar de nuestra
ausencia el uno del otro, no dudes que papá tendrá la actitud de José
para contigo. Estaré en algún lugar de tu alma, escondido
detrás de un espacio de tu fantasía durante estos fríos y lluviosos
días de Navidad, observándote a través de nuestra imaginación, y no
estarás nunca solo, te lo prometo.
Papá, como José hizo, ha asimilado todo lo que nos está ocurriendo,
pero seguiré protegiéndote más allá de donde y con quién estés. Más allá
de lo que pienses y sientas, y aún acuciado por unas
circunstancias difíciles, no dejaré de protegerte, aunque ni fueses
conocedor de ello. Porque creo en el amor, creo en el poder de la
imaginación y tengo el coraje suficiente para transitar estos
tiempos difíciles que nos han tocado. Si hay unas fechas en las que
podemos emplear el coraje de la fantasía son éstas, las de la Navidad.
Hoy he querido recordar a un hombre sencillo, humilde, que solo
disponía de un pequeño burro para poder ayudar a su mujer y al que sería
su hijo, Jesús, en su alumbramiento. Acogió a su hijo en
su hogar y le enseñó todo lo que sabía: a ser una buena persona y un
buen trabajador, el carpintero Jesús de Nazaret.
La sencillez, la humildad y el amor son las aportaciones más
importantes que esta Historia del Nacimiento de Jesús, sea real o sea
fábula, me transmiten y quiero compartir en mi reflexión
pensando en tí.
Con esta pequeña historia me acerco a ti amor mío. Porque te quiere Papá, y te deseo Feliz Navidad.
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