En nuestra nave de los sueños:
Nuestra cama era un imán y para ti tenía una magia, un polvo
misterioso de amor impregnado en la almohada cuando dormías al lado del
papá o del tete o de los abuelitos.
Te dormías inmediatamente y ninguna de las pesadillas o monstruos
podía entrar entre las rendijas forjadas de amor de nuestra cama.
Era tu último
refugio del miedo, la paz
era absoluta y total. Así fueron muchos años de tu vida a nuestro lado.
Llegabas a nuestra cama cuando papá estaba también agotado o
rendido, y yo fingía que me importaba, y te decía algunas veces: "¡todos
los días no puede ser cariño! , ¡tienes que aprender a
superar tu miedo a dormir solo, tienes que crecer!". Pero cuando te decía eso, ni siquiera te miraba a los ojos, para que no descubrieses que en ese
regreso tuyo a “la cuna”, papi se llenaba de amor y ternura, y tú te escudabas en tus temores.
Pero en el fondo, ambos queríamos abrazarnos, jugar, remontar con
nuestra nave galáctica para llegar a alcanzar todos los mundos positivos
de tus sueños. Arrancabas los motores y la cama de papi
se convertía en una nave intergaláctica, a velocidad de la luz, que
aparecía en cualquier lugar de tu imaginación.
Un abrazo y un cuello caliente, unas almohadas y sábanas arropando y
acariciando tu cabello. De regreso al torso de papi, que desde poco
después de nacer era quién te dormía día tras día. Pronto
aparecía ese respirar profundo, esos movimientos de las piernas que
indicaban que te estabas durmiendo, y ya nadie era capaz de despertarte
de lo agustito que estabas.
Y cuando llegues a leer ésto sabrás de mi
deseo secreto de que en nuestro nido de la cama realmente papá
quería tanto como tú que quedásemos así para siempre y que la mañana
tardara mucho en llegar. Tú te protegías de tus miedos, y papi
se alentaba de tu cariño y ternura, de tu dulzura pegada a mí.
Algo supongo quedaría en tí.
Que el polvo mágico de amor de las almohadas perdure en ti para siempre,
que el mimo recibido por papi y tu familia sea guardado en ese lugar
secreto
que ahora te han bloqueado. ¡Que los días en que nos dormimos
abrazados juntos, y que ahora forman parte de la nostalgia, no dejen de
prepararte para ser amado el resto de tu vida!".
Los recuerdos de cuando te llevábamos el tete y papi de los pies y
los brazos acurrucado entre ambos, pleno de cariño, protección seguridad
y amor, no te los arranquen los artificiales
seguimientos de los profesionales de la alienación. Que la fuerza
del amor te acompañe, y llegado el momento puedas hacerla valer libre y
sin coacciones. Siempre quedará nuestra cama como una
Nave, siempre quedará nuestro sueño compartido desde el Amor.
Papá.
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