Hace dos años de esta imagen, en la que juntos nos abrazamos, y que acompaña ahora mi reflexión sobre ti.
Al verla, ¡podría expresar tantos sentimientos que cohabitan en mi corazón!. Haré referencia
solo a algunos de ellos, para que cuando leas este escrito de papá, pueda ayudarte a renacer en el amor.
El primer sentimiento que quiero expresar es que me hace recordar tu SONRISA.
Una sonrisa perenne mientras compartimos nuestras vivencias juntos, que
ha sido lo que más nos ha caracterizado, cientos, miles de sonrisas. Y
eso es muy importante hijo mío, porque se trata no tanto de un
recuerdo –acertado o errado-, sino de una “realidad vivida”. Una
realidad que no solo queda reflejada en cientos de fotografías como
ésta, sino especialmente en un lugar ajeno a cualquier tipo de
extorsión emocional de quien no supo quererte. Es el Espacio de la libertad del pensamiento y de las emociones,
algo que la memoria tiene reservada sin embalaje, sencillamente “puro” y
que nada ni nadie podrían
distorsionar o eliminar. ¡Han sido tantos los momentos de risa, de
diversión, de cariño, de afecto, de ilusión!. Es demasiado poderoso para
que derrumben ese “recuerdo en libertad”.
El segundo sentimiento es el de la plenitud que sentía a tu lado, y tú del mío, a través del
CONTACTO
físico entre los dos, y con tu familia. Abrazos, caricias, besos,
cercanía física y emocional, que empleábamos para la mayor
parte de nuestro tiempo en relación. Una vez, en este mismo espacio
que el papá dedica a los recuerdos de tiempos pasados, ya te dije que
aún hay veces en las que me acuesto y lo hago con la
sensación nítida de tus abrazos. Sin imágenes, sin hechos concretos
que recordar, tan solo la sensación del contacto, del calor humano que
desprendíamos, y ¡lo echo tanto de menos!. Seguro que
esas sensaciones no se disipan fácilmente, aunque haya seres oscuros
que lo pretendan. Nuestros abrazos han quedado impregnados en nuestra
alma, en nuestro recuerdo infinito del apego más
primario, porque ese contacto tan especial estaba hecho de pedacitos
de amor, real y vivido, nítido y puro.
El tercer sentimiento al que me retrotrae nuestra imagen es el de la COMPRENSIÓN. Y aquí doy un salto en el tiempo para decirte: “sé hijo mío que van a llevarte a decir cosas duras
del papá y del tete –de tu hermano mayor Alejandro-, que implican un serio riesgo de acusación para perder nuestra libertad”.
¡No te asustes
cuando hubieras leído este escrito amor mío!; haya pasado lo que
tenga que pasar, tú eres I N O C E N T E. Y ahí es donde adquiere mayor
sentido el sentimiento de “Comprensión” al que te aludo.
Porque entiendo la estrategia que los seres oscuros han construido
contigo: sé como te han usado para crear un “historia de agresión”
plagada de mentiras para construir su “Verdad”, o mejor
dicho, lo que se denomina la POSVERDAD. Por un tiempo, cariño mío,
la harán tuya, pero nunca la sentirás como tal, no te preocupes.
Sé
que te habrán inculcado recuerdos falsos, a través de escenarios
prestados, y utilizando la
que era tu inocencia, te harán narrar una historia creíble,
plausible de ser verídica, consistente e incluso coherente, acerca de
que papá y el tete te pegamos. Pero amor mío, el papá te vuelve a
insistir ahora y aquí: ¡no te preocupes!. Nadie como tú, en ese
lugar de pureza del recuerdo que siempre conservarás, sentirá mejor que
esa posverdad
que te han obligado a narrar, no se sostiene en relación a tus
sentimientos más profundos de amor por el tete y por papá. Y eso hijo
mío, es lo que he querido decirte, que comprenderé todo lo que
digas, aunque no sea cierto, entenderé todo lo que te hagan actuar,
porque nada nos va a causar sorpresa, y sobre todo, porque seguiremos
amándonos pase lo que pase.
Después
de todo lo que te he compartido en este momento, entresacado de mis
sentimientos al
ver nuestra imagen juntos en el recuerdo, el papá quiere terminar
esta reflexión con un cuarto y último sentimiento: el de la OPORTUNIDAD. Y es que el tiempo aunque es un gran tirano, aunque no descansa y no da opciones de retroceso, sin embargo si tenemos una “oportunidad de interpretarlo y vivirlo de una manera muy especial”. Me refiero a la Esperanza en el Futuro que el tiempo presente nos ofrece. Y eso sí que el
papá puede y va a prometerte: “nos volveremos a encontrar en un espacio de sinceridad y de verdad”,
y tendrás la Libertad de poder revivir lo que
siempre sentiste por nosotros: AMOR EN LIBERTAD, sin las coacciones
de supuestas, ni de entornos familiares contaminantes, ni jueces u otros
elementos ajenos a nuestra relación. Sencillamente tú,
con tu sonrisa, con tu decisión, con tu fuerza interior sacada del
espacio del recuerdo libre, ese que nunca pudo ser manipulado, ese que
siempre será verdadero.
Te quiero por y para siempre amor mio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario