19/11/17

4. Análisis de la acusación de Agresión Sexual de la “Manada”



Estos días se ha producido una escenificación mediática, al estilo “Gran Hermano”, del Juicio por denuncia de agresión sexual a una joven estando en las fiestas de los San Fermines del 2016. Presuntamente, y según indica la denuncia, la chica se sintió forzada a mantener relaciones sexuales con cinco jóvenes, que supuestamente abusaron de su libertad de decisión y se hizo en forma tipificada por el código penal de agresión sexual.

Dada dicha situación que he descrito, personalmente tenía la intención de no pronunciarme sobre la información conocida, y esperar a que la Justicia dictaminase -de acuerdo a las leyes vigentes- un sentencia culpando o exonerando a las personas denunciadas, considerando los hechos probados una vez hubiesen examinado las pruebas médicas, forenses, físicas y testificales, especialmente la de la denunciante. Pero, al ver y leer las manifestaciones promocionadas por distintos medios de comunicación y colectivos feministas, así mismo los muchos escritos que se han escenificado en las redes sociales, considero pertinente hacer un breve análisis de la situación:
 
El día 18 de Noviembre del 2017 se convocan en varias localidades españolas, manifestaciones lideradas por grupos feministas teóricamente en apoyo a la chica denunciante. Y al conocerlo me planteé una primera pregunta: ¿cual era exactamente el apoyo que le iban a dar?. Entonces visioné distintos programas televisivos, incluidos los más cercanos a la Ideología de Género, como “la Sexta”, y leí varios artículos como los que se escribieron en “Confilegal”, y me di cuenta que lo que en principio se decía que era un apoyo social y moral hacia una chica que había denunciado sufrir una brutal violación, se había convertido en un alegato feminista contra lo que denominan la “Violencia Machista”.
 
Pero sobre todo fui testigo de un feroz ataque contra la institución judicial que está valorando los hechos denunciados. Entre las pancartas de las manifestaciones se leían eslóganes que decían: "Los Jueces están VIOLANDO la Justicia”, “Justicia Machista y Corrupta”, y en ese tono, varias pancartas… que me daban a entender que la cuestión del “supuesto apoyo” era solo la punta de un iceberg, puesto que la pretensión era de mayor calado: se trataba de una presión social extrema contra cualquier signo de analizar la denuncia que no fuese la de culpabilizar a los chicos, y con ello, usar esta “presunta violación” como un ejemplo más de la beligerancia machista sobre las mujeres.
 
Leyendo en las redes sociales –facebook y twitter especialmente- me encontré con ataques tremebundos a los denunciados, hasta el punto que muchas personas les propinaban no solo los más radicales insultos, sino les deseaban la castración, y acciones incluso más extremas. Más aún, grupos de redes sociales organizados por la Policía (policía.es), etiquetaban esta acción condenando la presunta violación, y aquellos que nos cuestionábamos el hecho de prejuzgar los acontecimientos, éramos borrados. Y así ocurría en muchos grupos y perfiles particulares de amistades de facebook.
 
Seguía barruntando que la cuestión de fondo iba mucho más allá de la mera valoración o libertad de expresión, de lo que en principio era una supuesta "agresión sexual". Se percibía un clima de alarma social, cuasi-violento, muy agresivo en las formas y en el uso del lenguaje, que implicaba un rechazo, un ataque y finalmente una condena a los hechos –cometidos o no- presuntamente realizados por los chavales denunciados; y se aprovechaba el clima social para manifestarse contra el “patriarcado judicial y social”.
 
 
Repasando los conocimientos básicos que dispongo de la Justicia y la Ley en este país, que teóricamente deberían de aplicarse en cualquier procedimiento judicial: Presunción de Inocencia, Derecho a Defenderse y Derecho a un Juicio Justo; llegué a la conclusión que lo ocurrido en estos días en las redes sociales tropieza de inmediato con la implementación de estos tres derechos básicos que nuestra democracia nos concede para un Juicio con garantías: 
 
 
    1. Presunción de Inocencia, pasa a ser una mera expresión simbólica en manos de los manifestantes tanto en medios de comunicación, redes sociales como en la calle. No se hacen preguntas, ni si quiera plantean dudas. Se alude a pancartas como “Yo te creo”, “basta de Violaciones”, “No es No”, “Los Jueces VIOLAN la Justicia”, etc…  todo lo que indica que los 5 acusados no tienen la mínima presunción de inocencia. A nivel social se intenta presionar el poder judicial, para que ni se les ocurra no seguir el mandato de las calles y las redes sociales. Al fin y al cabo los jueces son personas, y por lo tanto influibles.
 
2. El Derecho a Defenderse, cae en saco roto desde el momento en que las pruebas y la interpretación de las mismas que esgrime la defensa se han filtrado por los medios de comunicación. Dichas defensa es criticada no solo por la plebe o jauría feminista en manifestación, sino por políticos, e importantes líderes de opinión. ¿Quién osa victimizar más a la denunciante?, ¿cómo se puede indagar en su vida privada?, ¿es que una mujer violada no tiene derecho a rehacer su vida sin ser analizado su comportamiento?. Son expresiones que nos dan a entender que la denunciante debe estar, no solo protegida, sino herméticamente cerrada a cualquier posibilidad de que se analice si el estrés postraumático que dicen que sufre fue realmente posterior a la supuesta violación, y si éste es verificable o no lo es. No se debe de entremeter nadie en su vida privada, ni pasada ni futura, y por lo tanto, el derecho a Defensa se termina aquí y ahora.
 
3. El Derecho a Juicio Justo, sería como decir en este caso que los Jueces tuviesen los ojos cerrados y sin escuchar tonos de voz alguna, ceñirse exclusivamente a las pruebas, los hechos y la verificación de las testificales. Así, aunque la ley diga que para valorar como Prueba el testimonio de la denunciante como veraz, es necesario que no haya motivos espurios que enturbien la credibilidad del testimonio, que sus manifestaciones sean consistentes en el tiempo sin variaciones y que haya datos objetivos que corroboren su versión; este análisis jurídico deja de tener importancia, porque lo que la plebe busca es un auto de culpabilidad, y no interesa que se sea riguroso en el análisis del testimonio.
 
Sin embargo, y a pesar de todo lo que diga una mayoría social que grita “¡¡condena!!”, ya se han perfilado en informaciones filtradas muchas contradicciones en la joven denunciante, y también se ha conocido que se encontraba en estado de embriaguez, por lo que su voluntad en ese momento podría ser contraria (o no) a si estuviese sobria. Y ¡ojo!, no quiero decir con lo dicho que el estar ebria da derecho a nadie a violar, pero tampoco a que los acusados tuviesen que ser psicólogos forenses a la hora de iniciar una relación sexual, o adivinos psíquicos para saber si la voluntad en estado de sobriedad motivaba -o no- a tener sexo a la denunciante.
 
Es decir, “si la chica estaba borracha, cabría  por ejemplo la posibilidad de querer en ese momento tener relaciones sexuales, pero tal vez después se arrepintió, y ¿se avergonzaba de lo que había hecho?”. Por otro lado, si la denunciante “manifiesta varias versiones con contradicciones de fondo importantes”, “si existen imágenes en video que dan constancia de consentimiento”, ¿qué hacen las jueces señores y señoras?. Les avanzo que en dicho escenario, ¡ni se lo ocurra al juez valorarla como creible la hipótesis del consentimiento en ebriedad!, porque según la plebe manifestante: ¡se está maltratando a la víctima!, ¡hay que creerla sí o sí!.
 
 
Sin embargo si los Jueces actuasen haciendo valer como válida y creible toda prueba  que inculpe a los acusados, como piden los “opinadores sociales” -aquellos que se arrogan la capacidad de expresar no solo su opinión sino su JUICIO, o prejuicio-, en el caso de este ejemplo que pongo a continuación, resultaría que habría 5 chicos en la cárcel. Veamos el ejemplo:
 
 
En el caso del enlace a la noticia del Diario Sur, la joven denunciante, que había realizado la acusación casualmente sobre cinco jóvenes en la Feria de Málaga del 2014,  lo hizo porque se sintió avergonzada de que las relaciones sexuales que mantuvo con esos chavales –que fueron consentidas y en libertad- pudiesen verse por las redes sociales en formato vídeo. Se sentía avergonzada, lo cual era un motivo espurio que contaminaba el relato de credibilidad de la denunciante. Había un informe forense que en principio le daba credibilidad, pero gracias a que la denunciante se derrumbó psicológicamente dadas las tremendas consecuencias de su denuncia, reconoció que había realizado no solo UNA, sino CINCO denuncias falsas, porque 5 habían sido los afectados. Si se hubiese hecho caso ese año a las peticiones públicas y manifestaciones de la plebe, los chavales de Málaga estarían hoy en la cárcel y para muchos años, e incluso con peticiones de Castración Química como en este caso también se dieron. ¿Qué dicen ahora aquellas personas que le acusaron con prejuicio y sin ninguna consideración al protocolo de un juicio justo que tuvo en cuenta la presunción de inocencia y el derecho a una defensa justa?. Os lo digo yo, callados, y no pasa nada. Lo importante para la jauría profeminista es generar una corriente social a favor de la ideología de género y criminalizar al varón, independientemente de las consecuencias colaterales de tal acto. Si con éstos chicos no funcionó, lo harán con otros.
 
Otra cuestión que se cuestiona en las redes y en las manifestaciones públicas es ¡como alguien puede creer a CINCO machotes, grandotes, fuertes, contra la palabra de una pobre y débil mujer!. No seré yo quien les compare en fuerza física, pero si diré que hoy en día la tipología de relaciones sexuales que la gente joven (y no tan joven) realiza libremente sobrepasa las expectativas, quizás, de muchas personas que han atacado la brusquedad con la que supuestamente se produjeron los actos sexuales entre la chica y los 5 investigados.
 
Mirad sino estas imágenes que os paso en el siguiente enlace, que no buscan morbo sexual alguno, sino ejemplificar y hacer entender que las manifestaciones sexuales de la modernidad son plurales y diversas, incluso "bruscas", y no por ello son "agresiones sexuales", pues todas ellas se aceptan dentro de la Libertad Sexual, les guste o no saberlo a mucha gente:
 
 
Dicho lo anterior, no es mi intención calificar la denuncia como falsa, pero tampoco me otorgaré el mérito de calificarla como verdadera, pues no soy juez, ni soy parte interesada, ni tengo elementos de prueba, y aquellos que se filtran por los medios de comunicación social son interesados e incluso están ideologizados en su interpretación.
 
La conclusión a la que llego es que la Justicia en este caso va a tener una labor muy difícil para ser realmente ecuánime y equilibrada en la aplicación de la Ley. ¡O quizás no, si sencillamente se atiene a seguir los requerimientos de lo políticamente correcto o socialmente deseable!.
 
Pero señoras y señores, la Justicia ni es política ni debería ser deseable, sino fiel a la ley y a un procedimiento judicial "justo", donde se ampare el derecho a la defensa y la presunción de inocencia, sin dañar a la denunciante y protegiendo igualmente sus derechos. Y eso, amigos míos, va a ser muy difícil en esta sociedad que se está “feudalizando”, en el sentido que vivimos tiempos de inquisición ideológica similares a tiempos del medievo, y todo lo que enturbie los postulados de la ideología de género, es considerado como ruin y no válido; en otras palabras, utilizando el lenguaje de género: machista, patriarcal y ostensible de ser destruido.
 
Dejando de lado cualquier noción ideológica, los Jueces -desde la ley y la independencia- deberían valorar los argumentos de la defensa, así como los de la acusación,  ponderando racionalmente los hechos probados para dictar una sentencia justa. Tal vez esta versión de la defensa, y que aporto en el enlace que copiaré a continuación, pueda ser igual de verosímil como el que otros prejuzgan favorecionedo la versión de la denunciante. Los jueces, sin embargo, deberían analizar detalladamente ambas versiones, porque los papeles de víctima o de acusados la historia judicial ha venido demostrando que no siempre coinciden con los roles que los implicados desempeñaron en la realidad: 
 
 
De todas formas, les deseo a los Jueces la fortaleza personal e intelectual para no caer en la trampa de la ideologización de su labor, y ser consecuentes con las pruebas objetivas y subjetivas con las que han de lidiar. De esa forma estoy convencido que habría más posibilidades de que se hiciese   J U S T I C I A.

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