30/1/18

9. Luchar contra la Padrectomía



NADA NI NADIE NOS QUITARÁ LA VOLUNTAD DE LUCHAR HIJO MIO

Es natural y muy humano sentir desánimo, impotencia o temor ante la adversidad, la incertidumbre y la injusticia.


Lo importante es que nada ni nadie nos quite la voluntad de luchar cariño mío. Ni si quiera nuestros propios errores.

Valioso es superar y superarse, trascender, enfrentar el desánimo, dominando el temor y revitalizando nuestras convicciones hasta traducirlas en ideales de vida,

Únicamente así tendremos la necesaria capacidad de sacrificio para defender -contra todo lo que se oponga- aquello que es justo y verdadero...sin pesimismos paralizantes ni optimismos ingenuos,

Y ahora eres tú mi ideal, no sólo por ser mi meta, sino el camino. Y aunque quienes obstruyen nuestro vínculo creen que denunciándome e intentando privarme de libertad van a rendir mi lucha, te aseguro vida mía que nada frenará mi atención en el más poderoso de los deseos: el amor por ti.

Hijo mio, se que en estos dos años desde que nos alejaron de tus preciosos ojos oscuros y brillantes, tu luz seguirá alumbrando mi fe en nuestro encuentro.

Desde esta trinchera, mirando al Cielo, mantengo viva la esperanza que Alguien o algo despierte en ti esa especie de ebriedad que sufres en medio de un sueño inducido que te hacen padecer.

Las acciones de un entorno de alejamiento, inescrupulosamente planificadas, contaron tristemente con la eficaz colaboración del aparato social y judicial. Su conocida lentitud y torpeza, posibilitó que -¡a lo largo de dos años ya!- crezcan los expedientes e informes que se amontonan. Juzgado y Fiscalía nos llevarán a una juicio complejo que nada tiene que ver con nuestra sencilla realidad que es habernos amado. Así de brutalmente injusto es este sistema que posibilita a un entormo alienador concretar la tan ansiada padrectomía que se extiende a toda tu familia paterna.

Rescatarte es y será la meta esencial de mi vida -pase el tiempo que sea necesario-. Todos aquí, tus hermanos, familia y amigos, te esperaremos con los brazos abiertos, dispuestos a comprenderte, perdonarte y apoyarte en todo, para que vuelvas a tener una vida saludable, autónoma y verdaderamente libre que te permita llegar a ser un hombre adulto con la conciencia limpia.

Es algo así como poder restaurarte en el alma toda la nobleza e inocencia que tuviste durante tu infancia dorada juntos, en la que fuiste una “bella estrella de ojos oscuros” que brillaste para todos quienes tuvimos la dicha de estar cerca y contigo.

Te amo.

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