24/2/18

11. Actitud en los Juzgados de la madre que me ha alejado de mi hijo



Hay una cuestión que me gustaría reflexionar algún día con mi hijo Xavi, porque es a quién fundamentalmente le repercuten los comportamientos y las actitudes alienadores de su madre.


Nada voy a decir del otro hijo varón que tiene esta mujer, porque no es mi hijo y además ha mostrado una distancia emocional y una alienación por su madre que no invitan a ningún diálogo. Tan solo recordar a este chico, lo que su madre hizo a su padre, a quién se le condenó por unas amenazas, que él sabe si son o no ciertas, y quedan bajo su recuerdo. En la conciencia de ese hijo queda, que también es varón como el mío, y que al igual que Xavi también estuvo varios años sin ver a su padre.

Mi hijo merece conocer la verdad, y bien seguro que llegado el momento indicado la conocerá, y no solo a través de mis palabras, sino con pruebas, videos y grabaciones de las actitudes que mantiene su madre.

Hoy quiero contaros, antes de que llegue el momento de describir cada una de las denuncias que esta mujer me puso en los juzgados, una anécdota muy representativa de quién es esta señora llamada Gloria:

Hace pocas semanas estaba sentado en el banquillo de los acusados por la denuncia de una mujer por supuestas agresiones físicas y sexuales, y de quién dña. Gloria –amiga de la denunciante-, es la única “testigo directa” a través de lo que supuestamente ella dice que le contó mi hijo Xavi –que por aquellos tiempos de los hechos “denunciados” tenía 5 años, y que debido a su enfermedad, apenas hablaba-. Pero no pretendo desarrollar ahora la historia de esta aberrante acusación, pues tiempo y largo habrá para hacerlo llegada la oportunidad indicada. Sino mi intención es describir la actitud que mantuvo la “testigo”, y madre de mi hijo, en dicho juicio. Pero antes quiero contextualizar la situación:

Dña Gloria, desde hace ya unos 7 años, y después de la firma de un Convenio Regulador firmado y ratificado en juzgado de “Mútuo Acuerdo” sobre la Custodia Compartida de nuestro hijo Xavi, me interpuso 59 denuncias penales admitidas en los juzgados (todas ellas sobreseidas o en las que he resultado absuelto en juicio), más otras muchas que ni siquiera fueron admitidas. También interpuso decenas de procedimientos civiles para modificar el convenio regulador, la escolarización de mi hijo, e incluso quitarme la patria potestad. Entre ese abanico de peticiones solicitó en más de 15 ocasiones órdenes de alejamiento y protección, además de intentar incluir en dichas peticiones que no se me permitiese entrar en la localidad donde reside. Baste decir que NUNCA consiguió ni una sola orden de alejamiento.

Ante este panorama sería lógico pensar que si sus peticiones de alejamiento hacia mí tuviesen un sentido fundado en la verdad, esta mujer debería de tener un miedo atroz a su imaginado verdugo, porque se supone que ha sido –según declara en sus denuncias-: “amenazada, agredida, coaccionada, maltratada, insultada, vejada, impagada su pensión, y maltratado e incluso abusado el hijo que compartimos…”. Por supuesto, y ya lo demostraré con sentencias, documentos y pruebas visuales, que todo ha sido un verdadero despropósito y una falta a la verdad. Pero ahora no es el momento de mostrarlo. Solo pretendo resaltar un pequeño detalle en el juicio que previamente os comentaba, y en el que la sra. Gloria asistía de testigo mientras yo permanecía sentado en el banquillo de los acusados -denunciado por su amiga-, siendo esta señora la portavoz de lo que supuestamente le contó mi hijo, que consta supuestamente como el único testigo directo de determinadas agresiones por las que se me acusaba, y que pronto sabréis el resultado.

Y en este escenario y contexto paso a contaros la anécdota que quiero reflexionar:

“Cuando la sra. Gloria terminó su declaración sobre lo que supuestamente le había contado mi hijo, además de insultarme, porque por enésima vez me llamó ¨maltratador¨ públicamente –los juicios son audiencias públicas-, además de faltar a la verdad en su declaración en muchos aspectos sobre la cuestión de fondo de lo que supuestamente le manifestó mi hijo; lo que realmente resultó llamativo es que al finalizar su testimonio, pudiendo haber elegido marchar a su casa tranquila y acompañada por el cómplice de su padre; sin embargo decidió sentarse en la sala, detrás de mi familia, y quedarse a ver como se desarrollaba el juicio. Y aquí vienen las preguntas: ¿es que acaso estaba cómoda viéndome?, ¿cómo puede ser con tanto ¨miedo¨ que dice tenerme?, ¿cómo interpretarlo si dice que no tiene ningún interés en la causa según le respondió a su señoría?, ¿es congruente con las órdenes de alejamiento y protección que solicita constántemente?”.

Será mi hijo quién responda a estas preguntas, y lo juzgue en el día que corresponda. Será mi hijo quién vea las imágenes de éste juicio y observe a su madre las facciones de su cara, y qué sentido puede tener el que se mostrase disfrutando cómo su padre estaba siendo juzgado por aberraciones que nunca cometió. Será mi hijo quién responda a la cuestión: ¿qué motivo le llevó a su madre a decir que él había sido testigo con "7 años" –cuando en realidad tenía 5- de los hechos por los que se me acusa, y utilizarle en el juicio, como ya lo ha hecho con tantos procedimientos?. Y así, también será él quién se haga las mismas preguntas respecto a los muchos juicios donde acude regular y constantemente su madre para intentar meterme en la cárcel, pudiéndo en un futuro mi hijo observar a través de las grabaciones de dichos juicios cuál era la actitud de su madre, tanto respecto a su forma como al fondo de lo que hizo en esos procedimientos.

Pero en mi humilde opinión, solo diré que no resulta ser muy coherente que una supuesta “maltratada”, según sus narraciones y su historial inmenso de "denuncias" (que no de sentencias), al parecer disfrute asistiendo y quedándose a ver como se desarrollan los juicios donde soy acusado, y donde esta señora no tiene ninguna obligación de estar en esos tristes momentos para todos, especialmente para su hijo, y que cualquier mujer verdaderamente maltratada, no querría vivir. Y tiempo tendremos para demostrar las cuestiones de fondo que la llevan constantemente a litigar, hacer participar directa o indirectamente a su hijo, y los verdaderos resultados que ha conseguido con ello.

No hay prisa, el impacto de la verdad y la justicia cada vez está más cerca.

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