¡Cuántas
circunstancias se previnieron sin estar tu aquí!, ¡cuántas han ocurrido
sin tu
presencia!. Y cuando ponga en una balanza lo que se previno y lo que
ocurrió, no sé que pesará mas en mis sentimientos, porque mi razón no
entiende lo que el corazón siente.
Tengo
que perdonarme por el pasado, pero no puedo sentir ya tanta
preocupación por el
presente. ¡Me dueles tanto!. Me pregunto qué tipo de virus moral
pueden inocularte para que “aparentemente” muestres esa apatía emocional
ante un hermano tan pequeño, tan precioso, al que hace
años que no viste. Y sin embargo, aún comprendiéndote, porque estás
preparado en resiliencia y represión emocional, no deja de sorprenderme
la fuerza del veneno que corre dentro de tí. Tan
precioso como eres, y sigues siendo esclavo de tus miedos, de tu
conflicto de lealtades.
Alguien
valorará su triunfo en función de sus prioridades adultas, que sin duda
no deberían
confundirse con las tuyas, y Dios sabe que anda muy equivocada si
cree que me importa a estas alturas de la película. No es mi derrota lo
que duele, es la tuya cariño mío, es como te están
derrotando a ti como niño, y transformando en un individuo con
tantos miedos, inseguridades y falta de personalidad. Están derrotando
tu inocencia, tu libertad, tu ser. Y sin embargo eres más
infantil que nunca, no te dejan crecer en correspondencia a tu edad.
Empiezas a sacar la crueldad heredada del adulto que te educa, muestras
ya como te han contagiado su desprecio, y eso ¡créeme!
es lo que me duele. Que la persona adulta responsable de envenenar
esté satisfecha o contenta, ¡qué más da!. Su alegría es tan efímera que
sinceramente no creo siquiera que la disfrute con
nadie, ni consigo misma. Porqueestá entremezclada con maldad, con
rencor, con batallas, con guerras sucias e inacabadas, con odio y
venganza. Nada bueno puede salir de esa mezcla.
Sin
embargo tú cada vez eres más consecuencia de tus propias acciones,
porque te están creando
a su imagen y semejanza. Ya no eres totalmente un robot dependiente,
no cielo, no. Ahora ya tienes un margen de responsabilidad personal. Y
de esa forma no podrás amar de verdad. Quién no
ama parte de su identidad, no puede amar al mundo que le rodea. Y
si hay alguna esperanza en que lo hagas y cambies, solo la Fé tiene la
respuesta, porque racionalmente me siento
desprovisto de argumentos para sostenerla.
Dicho
eso, te quiero con toda mi alma, como quiero, quise y querré a tu
hermana. A pesar de
todo y a pesar de ella misma, a pesar de que no deseo más verla,
siempre querré su esencia. Y tú siempre serás parte de mi ser, como lo
es ella, sangre de mi sangre, recuerdos de mi memoria
vital.
Un beso desde el viento, papá. Te amo.
pd:
ese chiquito rubio de la foto es tu hermanito, al que hace casi dos
años y medio que no te
permiten ver, y que hoy, por el veneno que te han inoculado, no has
tenido la lógica emoción de mostrar un sentimiento de alegría al pasar
casualmente por su lado.
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