Lucía del Prado, presidenta de la Fundación Filia de Amparo al Menor, considera que muchos padres que se divorcian no tienen en cuenta las emociones y el sufrimiento de los hijos.
En situaciones de separaciones conflictivas «la mayoría de los hijos se ven obligados a ser dos personas
diferentes; una, cuando están con el
padre y, otra, cuando están con la madre. Realizan un esfuerzo enorme
por contentar a cada uno con lo que les tiene que decir, u
ocultar....o que tomen partido en las disputas de sus progenitores y
se sientan culpables cuando están con cada uno de ellos porque se ve
obligado a mentir y se le someta a tanta
presión».
Los
pequeños se acostumbran a escuchar una y mil veces lo que le cuentan:
cómo su padre le pegaba, cómo su
madre le castigaba y le encerraba en un cuarto oscuro... Esta
manipulación tan repetitiva de hechos, muchas veces inventados, hace que
el pequeño llegue a asimilarlas e, incluso a visualizarlas,
como si fueran verdaderas. Se les manipula el cerebro de tal manera
que se crea en los pequeños una
#MEMORIA_FALSA (ver artículo),
que
ellos dan por verdadera. Su sufrimiento es infinito. Por este motivo
se produce un mayor rechazo hacia ese progenitor del que se ha creado
una falsa realidad».
Los procedimientos judiciales porque «...allí lo que ocurre es que se les termina de arruinar la vida porque
se toman decisiones muy duras que se ven obligados a acatar».
Las
SECUELAS en los hijos que sufren manipulación y crean Memoria Falsa es
que «sufren trastornos de conducta,
de personalidad, depresión, esquizofrenia... además, sus carencias
afectivas determinarán su debilidad emocional y baja autoestima e,
incluso, tendrán muchos complejos por crecer sin la figura de
un padre. A ese vacío tan grande se añade el dolor de haber tenido
que participar en difamaciones en la relación de sus padres que le han
llevado, incluso, a odiar a uno de los dos».
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