1/1/17

1. El Origen de una Historia de Falsas Denuncias




Estimados hijos, familiares, amigos, compañeros y gente de bien que quiera leerme:

Paso a desarrollar, como di mi palabra que haría hace unos años, y en esta misma página web, la trama de violencias feministas que he vivido en la lucha por la Custodia Compartida de unos hijos.

Es difícil establecer en esta historia un comienzo, un desarrollo y un desenlace. Sobre todo porque existe una participación múltiple y desde diferentes contextos familiares y sociales, orquestada para liquidar a una persona desde el punto de vista humano y penal.

Una forma de Oculta Violencia para impedir que pudiese disfrutar de mi paternidad en igualdad, y una aberrante trama orquestada y planificada para ir borrándome como padre y como ser humano, hasta un último intento incluso de privarme de la Libertad y la Dignidad personal. Por la que no quepa la mínima duda voy a luchar hasta la última gota de mi sangre.

Lo que une a todas las personas que han participado en esta trama de violencia feminista, es un odio común exacerbado y un uso perverso de la denominada Ley de Violencia de Género. Por supuesto, quiero dejar de manifiesto que la historia de maldad que narraré no se corresponde intrínsecamente a un sexo u otro, sino a las posibilidades que nuestro orden político y legal han puesto a disposición de las mujeres, y de ellas solamente quienes han sido malvadas son capaces de instrumentalizar las leyes que les amparan para intentar destruir vidas de hombres a quienes odian, y por extensión a su sus hijos y familia paterna. Pero si ese mismo sistema social -actualmente discriminador hacia el hombre- fuese propicio para ellos, igualmente se podría hacer un uso espurio de ley en contra de las mujeres por parte de aquellos hombres que son perversos. Con ello quiero decir que la Violencia no tiene Sexo, pero actualmente si existe una Violencia asociada a aquellas mujeres que hacen un uso indebido e instrumental de las leyes de género.

La historia que empiezo a narrar alude en un guión preestablecido de sus creadoras. Las participantes de la trama contra mi persona, han ido incrementando sus falsas denuncias, actuando en diferentes niveles de Violencia:

1. NIVEL BÁSICO DE VIOLENCIA -"las falsas denuncias leves"-: en primer lugar establecieron una actuación a nivel básico de violencia jurídica, de forma que en esta fase crearon las primeras denuncias falsas por falta o lo que ahora se denominan los delitos leves: por incumplimientos, vejaciones, coacciones.

2. NIVEL MEDIO DE VIOLENCIA -"las falsas denuncias graves"-: en segundo lugar, al no poder conseguir en una primera oleada de denuncias el objetivo de borrar mis pretensiones como padre y persona, pasaron a un estadio superior de actuación más agresivo, promoviendo falsas denuncias que implicaban delitos más graves: como los de maltrato, impago de pensión, amenazas, agresiones; todos los cuales ya podían suponer penas de cárcel.

3. NIVEL SUPERIOR DE VIOLENCIA -"las falsas denuncias instrumentales con los hijos"-: en tercer lugar, y cuando no habían conseguido sus metas de aniquilación paterna, incrementaron la violencia con acciones legales y morales más atroces, acudiendo a la instrumentalización de los hijos, sometiéndolos a manipulación y conflicto de lealtad extremo, y usándolos para realizar falsas denuncias hacia su padre –incluso actuando desde el falso testimonio-, atentando a los derechos fundamentales que tenía como padre.

4. NIVEL CRÍTICO DE VIOLENCIA -"las falsas denuncias de abuso y agresión sexual continuada"-: En cuarto lugar, y no siéndoles suficientes las acciones de desestructuración y desmoronamiento de los pilares fundamentales de la vida de un hombre, las agresoras mutaron sus acciones a un nivel crítico y máximo de la instrumetalización de la falsa denuncia. Un nivel infame de agresión, donde la violencia feminista es extrema, en la que se me acusó no solo de falsas agresiones físicas, sino de agresiones sexuales, e incluso de un maltrato "inexistente" a un menor por parte de su padre y hermano.

Con este proceder del uso de la violencia feminista y la falsa denuncia, las personas responsables de mi maltrato, no solo consiguieron hacer perdurar una estrategia de tortura psicológica –en ocasiones incluso apoyadas por supuestas profesionales de la fuerzas represivas del Estado, la psicología y de los Servicios Sociales-, sino intentaron doblegarme como padre (y al menor como hijo). Para ello el paso definitivo sería el maltrato al menor -a través de su manipulación sutil y silenciosa, su alienación parental-.

Este guión de la falsa denuncia, lamentablemente bastante habitual para muchos padres, es en el que se sitúa mi Historia. Un caso complejo donde podréis ser testigos y observadores de la violencia que se han cometido hacia mi persona y entorno familiar.

En el contexto de planificación y estrategia de quienes atentaron contra mi libertad –acompañadas de un entorno de apoyo familiar y profesional cómplice y corresponsable-, voy a ir situando las principales denuncias falsas que han sido instrumentalizadas.

Espero que mi historia sirva a todas aquellas personas que están pasando por situaciones similares, de modo que no cometan los errores que por ingenuidad y coraje yo mismo cometí. Y por supuesto, que pueda ser útil para todas aquellas personas con dignidad y principios morales, que entiendan mi experiencia como un apoyo y ayuda para poder superar la discriminación social que vivimos los hombres, por el hecho de ser varones y padres.

Os deseo en este trayecto, amor y coraje, y mucha, mucha paciencia.