Ante cada falsa denuncia, al niño se le arranca –literalmente- la mitad de su Ser.
Tú que no leíste un libro en tu vida
salvo cuando te sacaste los estudios tras superar el acceso para mayores de 25
años a la Universidad donde yo era profesor (y allí te regalaron muchas notas
sin trabajar ni estudiar -y lo sabes y lo puedo demostrar por si quieres
llevarme a un juzgado de esos que tanto te gustan y pierdes siempre-). Deberías
leerte, ya que se supone aprendiste a leer, este artículo que a continuación te
anexo para que te retuerzas en lo que hiciste con mi hijo, al que tienes alienado. Eso, eso sí fue cruel. Tú empezaste esta guerra
sin fin.
¿Crees que yo lo puedo o lo debo olvidar?. No te excuses ni te justifiques en esa miserable "mentira" por la que conseguiste manipular a un niño que era bueno y adoraba a su padre, abuelitos y hermanos. No tienes perdón, ellos eran y serán siempre parte de la vida de mi hijo, sangre de su sangre.
No conseguiste tu pretensión ni
en los juzgados, ni teniéndolo todo a favor por una ideología perversa que
discrimina a los hombres por razón de su sexo, que por cierto, es el mismo sexo
que tiene nuestro hijo. Conseguiste tu objetivo con el odio y la manipulación,
nos separaste de él porque antepusiste tu odio e irracionalidad a la necesidad
de amor de un inocente.
Aquí te dejo este artículo.
Aunque no lo leas, forma parte de los actos que quedarán grabados en tu oscura
alma. Sí, aquella denuncia de abusos sexuales hacia mi hijo y que vino después de varias que tuve que soportar, pero esa se clavó en mi alma y arrancó la mitad de la de Xavi. Ahí supe que el niño ya no podría tener nunca padre y madre, y tú lo hiciste realidad con esa fatídica denuncia falsa de abuso sexual de la que nos acusaste a mi familia y a mí, por dos ocasiones en un año. Aquél fué el momento que tú misma no puedes ni perdonarte ¿como te vamos a perdonar los demás?. Todo lo que ocurrió a partir de entonces, era necesario que ocurriese, y lo peor, no ha terminado aún, créeme, porque como te he dicho se hará justicia, tarde el tiempo que tenga que transcurrir, o conmigo o sin mí, porque entonces sería mi familia quién te hiciese pagar por tus delitos.
LA FALSA DENUNCIA DE ABUSO
SEXUAL COMO ESTRATEGIA JUDICIAL PARA ALEJAR A PADRES DE SUS HIJOS
La falsa denuncia de violencia y
abuso se ha convertido en el gran flagelo de la última década. Su poder de
destrucción es devastador porque impacta no sólo en la persona falsamente
denunciada y todo su entorno (familiar, social, laboral) sino que deja una
marca indeleble en lo más preciado que los seres humanos podemos tener:
nuestros hijos.
Aún resultando el padre absuelto y demostrada la falsedad de la denuncia, la falsa-denunciante usa todo ese tiempo para denostar la imagen del
otro progenitor, con lo cual el niño no sólo es doblemente maltratado
psicológicamente, sino que dicho maltrato es de ejecución continuada; es
decir, estamos ante uno hecho aberrante: “maltrato infantil”.
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