29/5/20

50. En memoria de un abuelito y su nieto maltratado por una madre





El pintor jerezano Juan Lucena ha dedicado esta obra de arte a las personas que han partido por el coronavirus. Los protagonistas son los abuelos que han marchado y los nietos que no han podido despedirlos.

En mi recuerdo quedan también esos niños, como es tu caso cariño mío, Xavi, contagiados por el virus del "odio" de la alienación por una supuesta progenitora.

Tanto era el odio que te inculcó la "paridora" que, aún siendo mi hijo, te negaste a ir al entierro de tu abuelito, mi padre. Previamente ya le rechazaste usando "VIOLENCIA" la última vez que salió de casa con silla de ruedas para intentar verte en el despacho de una psicóloga. Al poco tiempo del suceso sabes que murió. 

Tu progenitora se burló de la muerte del abuelito, en el mismo día de su entierro,  aunque no sé si la paridora te llegó a contar de qué forma lo hizo. Fue pidiéndole de forma irónica a Kate, mi mujer, que el mismo día del funeral del abuelito me denunciase. Le reitero desde aquí que nunca será perdonada, y pagará todo el dolor gratuito causado.

Se que te han enseñado a “vivir al día”, a olvidarte del pasado. Pero ¿sabes una cosa? Creo que recordarás la película de “El Rey León”. Fue Simba quién le dijo a Rafiki, el mono amigo del Rey León, que no quería recordar a su padre asesinado, y que solo pensaba en el presente, en el famoso “aquí y ahora”. De repente Rafiki le dió un garrotazo en la cabeza a Simba, y éste se quejó amargamente. Rafiki le contestó ante la queja: ¿porqué te quejas si el golpe ocurrió en el pasado?. 

Y aunque tu supuesta y todo su entorno familiar siga intentado hacer desaparecer los recuerdos buenos de tu pasado con papá, es muy dañino que te arranquen parte de ti, de tu alma. Te hará mal hijo mío, aunque tu creas que no lo sientes el dolor, seguirá ahí. Presente y futuro se conjugan con el pasado. Y de una u otra forma ese odio que te ha transmitido tu madre y su entorno lo expresarás, para hacerte si cabe más daño. En formas diferentes, inesperadas. 

De hecho ya has demostrado el dolor que te invade cuando hace unos meses el tete fue a intentar ver y hablar contigo, y le rechazaste, insultaste e incluso escupiste. Ese comportamiento, aunque lo ejerciste como violencia hacia el tete, te dañó a ti, te corrompió e hizo peor persona. 

Todo tiene un precio hijo mío, todo. Nada de lo que hagas es en balde.


Un abrazo infinito a la infancia pura, que un dia tuviste, y a los abuelitos del amor que partieron.

Se que tu abuelito te cuidará.


Papá.

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