6/6/20

51. No se como empezar, ¡nos ha dejado un gran amigo del tete!





Hoy cariño mío es un día distinto cuando me pongo a escribir frente al ordenador. No voy a hablarte de la historia que nos separó y las barbaridades que para ello hicieron alienadoras y maltratadoras. No. Es un momento diferente. Alguien cercano ha partido, se ha ido de este mundo. 

Y por mucho que entiendo lo que es perder un hijo, verlo desde la otra perspectiva, siempre duele. Porque además es uno de los mejores amigos de tu hermano mayor, del tete. Y no se como expresar lo que siento, porque además soy amigo de su padre, y vi nacer a ese chiquillo que ha decidido no acompañarnos más en el camino de la vida.

Hasta las palabras se me pierden entre los dedos al intentar escribirlas. Por muy fuerte que me ha hecho la vida, nunca he llegado a comprender la muerte. Por muy largo y duro que fue el camino que anduve, nunca estuve preparado para perder a una persona querida. Y cuando la perdí, nunca pude aprender para no volver a sentir otra pérdida. Porque cada pérdida es un Universo de emociones diferente.

 
¿Qué has hecho? ¿qué te paso por la cabeza? ¿qué te punzó el alma para dejarte llevar al más allá?. Me dueles. Me dueles mucho. Y siento más indignación cada vez que te recuerdo por haberte marchado. Si necesitabas fuerza ¡teníamos de sobra para darte!.

Esta crisis del CORONAVIRUS no sólo se ha llevado miles de víctimas directas. Otras muchas no se cuentan, como la tuya. HOMBRES jóvenes que se suicidan, que se han hartado de perder la dignidad porque quiénes se la tenían que proteger no han sido decentes ni responsables. Porque te dejaron encerrado en casa, sólo ante tus penumbras y oscuridades. Con un panorama desalentador, que no es económico, sino humano y social.


Joder ¡como me dueles!. Te han tenido que bajar de tu telaraña cosida, y que te asfixió la vida, unos bomberos. Preguntas de la Policía, lágrimas de tus amigos, silencios de los conocidos, y tu familia abrumada y sobrepasada por lo que no tiene explicación ni solución, por muy tímido e introvertido que fueses.

Tu sonrisa, tu mirada, tu ironía, tu sentido del humor especial, tu buen corazón han volado hacia esa otra dimensión que prosigue a la vida. Sin embargo ¡cuesta de aceptar!.

Estas palabras tuyas decían mucho más que lo que escribiste:

|"Nada más hay una manera incruenta de vivir: dormir"

Yo lo he probado y funciona, las preocupaciones "desaparecen" siempre que sepas dominar los malos sueños.|

Hubiera preferido que siguieses soñando.



Te echaremos mucho de menos.

Allí donde estés, espero que seas feliz.

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