Hola Xavi,
Sabes cariño que pase lo que
pase formas parte de mi vida, y estás en mi alma, integrado en mi ser. Y me
comunico cada día contigo a través de esa esencia tuya que quedó en mí, y con
quien ahora quiero compartir unos momentos de felicidad, que también te
pertenecen, aunque no los hayas podido disfrutar en el presente. Al menos
quedan para la historia de tu futuro.
Cuando se tiene la oportunidad
de observar a las personas de estas imágenes, tu hermanito pequeño Yuri y Kate,
te das cuenta que son reales y sientes que formas parte de su mundo y ellas del
tuyo. Entonces casi todo lo que ocurre en estos tiempos tan complejos acaba
siendo muy relativo. Tremendamente insignificante si es negativo, y
esperanzador cuando son ilusiones. Sólo admites lo que te hace mejor, y huyes
de la toxicidad de lo irrelevante.
Porque por todo lo que he
pasado, incluido nuestro alejamiento forzado, valió la pena para ser consciente
de la hermosa realidad que estamos construyendo, y en la que tú sí formas parte
de ella aún sin que seas aún consciente.
Y quiero centrarme en tu hermano
Yuri. Que ahora aún vive ese proceso vital de la infancia, por el que tu
pasaste también con mucho amor por nuestra parte.
Detrás de un niño como Yuri solo
hay magia. Y de magia está hecho el Universo.
Para tu hermano, para un niño,
cada burbuja de colores es un planeta. Y quisiera observar y tocarlos todos.
Nada nos hace estar más vivos
que sentir la vida de un niño.
Nada nos acerca tanto a Dios,
que mirar a través de los ojos de un niño.
Y si es un hijo, tocas el
Paraíso.
Y así me sentí contigo Xavi, y
esa parte de tu ser no está solo en el pasado y en mis recuerdos. Dejó tu
esencia, la real, la sincera, la más íntima, que nunca puede ser robada ni
marchitada. Solo se transforma con el paso del tiempo, pero permanece en
nuestra intimidad lo inmutable: el amor que siento por ti.
Gracias por existir Xavi,
gracias a que existió tu infancia, y gracias a tu hermano Yuri por darme ese
poder de volver a rememorarla.
Te quiero.
Papá.
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