Los
abogados son profesionales con altos cachés económicos por ejercer su trabajo.
Y no necesitan promover un activismo, pero cada vez son más, como el caso de
Yobana Carril (ver video 1), que con su nombre se han construido un prestigio en el ámbito
del derecho de familia y penal, pero dedican su voz y parte de su tiempo, el
corazón y el alma gritando cada injusticia que contra los hombres se ejecuta en
los juzgados.
Y todo
ello se debe a la existencia de una cultura judicial feminista y un conjunto de
leyes de Violencia de Género aprobadas por todos los partidos del arco
parlamentario, excepto VOX, que atribuyen a las declaraciones de las mujeres
presunción de veracidad, resultando el hombre ser un presunto culpable y
responsable de una supuesta visión Heteropatriarcal de las relaciones. Y esto
no lo decimos nosotros, sino lo ha catapultado al rango de ley la
jurisprudencia del Tribunal Supremo (ver enlace 1):
Por
supuesto que la conclusión del Tribunal Supremo no tiene sentido, porque no es
cierta social ni científicamente demostrable, pero el lobby Feminista tiene
demasiado poder para los críticos tengan capacidad para cuestionarlo, puesto
que tienen inmersas sus garras tanto en el poder político como en el poder
judicial.
Por eso no nos debe resultar extraña la jurisprudencia del Tribunal Supremo citada. A ello se añade una situación de facto respecto a la atribución de los cuidados y atenciones hacia los hijos en procesos de separación, donde el hombre tiene pocas posibilidades de ejercer la Custodia en igualdad a la mujer, tanto desde el punto de vista relacional como material respecto a los hijos.
Y en un contexto de instrumentalización constante
de la Ley de Violencia de Género, cualquier posibilidad que los hombres puedan
llegar a tener de estar con sus hijos desaparece ipso facto cuando son
denunciados falsamente, o se alienan a sus hijos por graves procesos de
manipulación materna.
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