27/10/20

53. Y te dejé marchar

  


Después de mucho tiempo sin escribir en este apartado, hoy vuelvo a hacerlo para contarte en prosa porque he decidido renunciar a la patria potestad que me unía a ti legalmente cariño mio. (El 23 de Septiembre de 2020)

 

Para mi “Xavi”,

 

Decídí firmar perder cualquier vínculo legal contigo.

Porque ya no quedaba vínculo personal.

Pero nunca había decidido dejarte ir,

porque siempre estuve unido a ti,

sin poder aceptar que estabas tan transformado,

que ya no eras quién yo sentía.

Ahora doy un paso más, y te dejo marchar,

sin perder mi amor por ti,

eso es algo que va en mi sangre.

 

Te recuerdo como si estuvieses en mi mente en una noche oscura y tormentosa,

y cuando un rayo la iluminaba durante unos segundos,

en la luz del recuerdo siempre veía tu sonrisa.

Pero el rayo se apagaba, una y otra vez,

y así seguía de forma redundante, día tras día.

Y al fin decidí dejarte ir.

Para que vivieras tu vida sin mi lucha,

y que mi lucha no fuera mi vida, 

para poder vivir.

 

Y te dejé...

Dejé que las cosas se rompieran, dejé de esforzarme por mantenerte pegado a mí,

aunque fuese desde un papel legal.

Dejé de enfadarme, de sentir ira, rencor o miedo.

Dejé que me criticasen.

Dejé que todo se derrumbase a mi alrededor, sin preocuparme por el después.

 

Y me pregunté…

¿A dónde iré?

¿Qué voy a hacer sin tí?

No puedo perderme, me decía,

pero nadie se quedó sin refugio en estos tiempos de oscuridad.

Lo que estaba destinado a irse se fué de todos modos.

Lo que tenía que quedarse, seguirá siendo.

Demasiado esfuerzo, no era buena señal,

demasiado esfuerzo me hacía sentir en conflicto perpetuo.

Trabajo, Casa, Relaciones, amigos, y tú lo eras ¡todo!.

Y ahora lo entrego todo a la Tierra y al Cielo,

riego cuando puedo, y luego,

dejo florecer lo que desee hacerlo, y que las hojas secas caigan solas.

 

Te has ido, pero dejaste siempre espacio para algo nuevo: son las leyes universales.

Y nunca pienses que no tengo esperanza,

solo que dejé de contener lo que debí dejar ir.

Solo cuando tu viaje termine,

entonces terminarán las posibilidades,

pero hasta ese momento,

dejo que todo se derrumbe, dejo ir, te dejo ser.

 

 

Papá.

 

“Adaptación de un escrito de Mel Laara”

 

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