10/5/21

113. Tu Luz

 


Al ver esta imagen preciosa que te pongo aquí debajo, me siento feliz de la emoción que sienten estos niños mirando a una “supuesta” cámara de fotos, lo cual me ha hecho sentir que la Infancia es ¡pureza!, es LUZ, es amor sin matices. Así eras tú, un niño cuya fantasía e ilusión no estaban contaminados por ningún tipo de oscuridad.

 

Hola Cariño. Corto es el título de este escrito, porque hay poderes del ser humano que no requieren mucha explicación. Uno de ellos es la “LUZ”. Esa energía que no se puede explicar con características físicas o psicológicas, que transciende lo que vemos, y que implica sentir lo que el ser más íntimo transmite, tu esencia.

Estoy absolutamente convencido que durante el tiempo que estuvimos juntos ambos compartimos nuestra luz. Impregnada del magnetismo del amor, hace que a día de hoy y por siempre sea imposible olvidarte, aunque los recuerdos pudieran difuminarse entre la niebla de la memoria. Porque no son los hechos los que se recuerdan, sino los sentimientos que les atravesaron.

Cada día que estábamos juntos nacía un nuevo rayo de “luz”, una nueva mirada, sonrisa, emoción de alegría y felicidad, que inundaba nuestro ser. Tú la contemplabas desde la actividad de un niño, yo desde la observación de un adulto. Eras como el cuadro más bello del mundo, pero en movimiento, en constante crecimiento y expansión del alma. 

Y no solo tuve yo la fortuna de compartir tu luz, sino la teníamos todos desde la familia que te arropaba. Sobre todo tu hermano mayor, y en los últimos meses de nuestra estancia juntos, antes que te alejasen de nosotros, también tu hermano pequeño recién nacido. Y ¡como no!, tus abuelitos, Kate, y resto de familiares, que nunca pudieron olvidarte, ni lo haremos nunca.

Esa luz se enriquece con amor, paz, solidaridad, compromiso, lealtad, fidelidad, familiaridad, apoyo, comprensión, compasión y todo un manantial de valores que la tiñen de colores, hasta formar el arcoíris de tu personalidad. De nada hablaré, escribiré o pensaré nunca en este apartado de nuestro espacio de afecto sobre lo que puede empañar y convertir en oscuridad tu luz.
 
No por querer ocultar nada sino porque, si se diese el caso, solo la LUZ, ¡nuevamente la luz! es capaz de revertir la oscuridad. Y a ello, hasta el día que esté viviendo en este mundo maravilloso, se dedicará el papá respecto de ti, estemos juntos o alejados; porque lo quieras o no, siempre estaremos unidos.

Desde aquí y ahora, y hacia todos los lados donde puedas mirar, estará el papá observándote, porque tu luz y la mía crearon una unión inquebrantable e infinita. 


Allí, si miras hacia el cielo, aún en tiempos cuando solo te rodee la oscuridad aparente, siempre habrá un pequeño rincón de nuestro amor, y el de tus hermanos, al tete puedes verlo, como en el resto de fotografías que son de hace 6 años. La última vez que, hasta ahora, pudimos vernos en libertad.

 


¡Hágase la luz!

 

Te quiero, papá.

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