28/8/21

126. Etapas de las separaciones conflictivas con estrategias de Violencia Feminista y Alienación de los hijos hacia un padre por ser hombre

 


La situación precaria en la que suelen quedar muchos hombres tras el divorcio no solo explica la mayor tasa de suicidios masculinos sino lo recalcitrantes que se vuelven hacia el matrimonio.

Desde la posible etapa amistosa en los primeros momentos de la separación de una pareja heterosexual con hijos tras un divorcio, hasta la hostilidad, violencia hacia el hombre y la alienación y el alejamiento de un hijo de un padre, son varias las etapas por la que la violencia feminista va acorralando al varón, de una u otra forma, pasando en mayoro menor medida por cada nivel.

Las parejas divorciadas (ó separadas) de forma conflictiva suelen pasar por diferentes etapas (ver video 1):

Video 1: Etapas en un divorcio conflictivo en un contexto de violencia feminista hacia el padre y sus hijos

*Una posible etapa amistosa donde se afronta el problema en común de forma respetuosa. No todos la viven, porque algunos pasan directamente al conflicto, incluso con denuncias falsas.

*Una etapa hostil, donde la relación tras la separación con respecto al vínculo que ambos progenitores tienen con los hijos so vuelve conflictiva, basada en desacuerdos y con una actitud hacia el padre de los niños que suele seguir un protocolo de actuaciones hostiles, muchas veces basadas en consejos de abogadas y psicólogas feministas, que promueven el alejamiento de la madre con el padre para separarle de decisiones importante respecto a los hijos.

*Una etapa de alienación de los hijos, que incrementa la hostilidad hacia el padre de los hijos, donde incluso ya la progenitora restringue las visitas de los hijos con el padre. Los abogados que sugieren estas propuestas pretenden crear un clima de aparente desvinculación del padre de la vida cotidiana de los hijos.

*Una etapa de violencia a través de denuncias falsas, donde la progenitora logra tener motivaciones “legales” para que el alejamiento de los hijos se haga imperativo para el padre, y ya poder preparar el ataque final al borrado de la figura paterna de la vida de los hijos compartidos.

*Una etapa de violencia a través de demandas judiciales para subyugar al varón a tener un régimen de proveedor de dinero y hogar, y de esta manera distanciarlo definitivamente y por decisión judicial de los hijos. Puntos de encuentro y restricciones con los hijos, coacciones legales que desestabilizan al padre para dibujarlo con un mal padre aunque en realidad no lo sea. Incluso aunque los padres consigan tener derechos en los resultados judiciales, las madres no cumplen la sentencias, porque son inmunes e impunes a su incumplimiento, todo lo cual influye en el desgaste psicológico, físico, económico y emocional del padre que cada vez tiene menos recursos para luchar por sus hijos y la igualdad ante la justicia, porque sencillamente, no existe.

*Una etapa de alienación parental psicológica que consiste en utilizar directamente a los hijos para dañar al padre, de forma que son los propios hijos los que rechazan a los padres, porque las madres consiguen introducir en la mente de sus hijos “realidades falsas”, es decir, fantasías negativas sobre el padre que los niños entienden como reales. Incluso los niños son instrumentalizados para denunciar a los padres junto a la madre en uno contexto de la “falsa violencia de género”, que supondría de conseguirlo la puntilla final del vínculo del padre con su hijo.

En este proceso transversal a todas las etapas nombradas, no solo interviene la madre como alienadora, sino todo el contexto materno de la madre en relación a la familia y amistades, incluso con la participación del colegio y servicio sociales, y con la complicidad de policía y los juzgados por acción discriminatoria hacia el hombre o por omisión basada en la negligencia de no actuar a favor de los justos derechos de un hombre y padre a relacionarse con su hijo, y a ser tratado con presunción de inocencia y equidad ante la ley.

Muchos padres abandonan en esta lucha, y es comprensible, porque el nivel de odio de los hijos al padre se ha vuelto irreversible. Solo queda dejar reflejado en las redes sociales, en montajes videográficos y fotográficos, todo el esfuerza y lucha que los padres hacen por su hijos a pesar de estar separados y alejados de ellos física y emocionalmente, y que la historia vital de unos u otros resultados cuando los menores evolucionen y se desarrollen, y puedan pensar por si mismo, si es que el proceso no se volvió completamente irreversible.

Toda esta realidad no solo tiene consecuencias sobre los hijos y los hombres, sino que también para las mujeres en general, que empiezan a tener problemas para encontrar al padre de sus futuros hijos, porque cada vez son más los hombres que toman conciencia que son considerados como potenciales delincuentes, y discriminados ante la ley de violencia de género, ante el derecho natural de amar, cuidar y proteger a sus hijos, y todo por el hecho de nacer varones.

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