30/8/21

62. Mi historia con la señora María José Botella Oliver, quién falsamente me denunció por violencia contra la mujer, maltrato, amenazas y violación continuada, con la complicidad de mi exmujer y la madre de mi hijo Xavi

 


Esta es la historia de una cadena de Denuncias falsas de una mujer sin escrúpulos, María José Botella Oliver, amiga de otra mujer con menos escrúpulos como es Gloria Inés Espadas, madre de mi hijo Xavi, y otro personaje desgraciado en la vida como es mi exmujer. 

Estas personas, amparándose en lo que en mi opinión es la discriminatoria ley de Violencia de Género, urdieron de forma planificada una red de acusaciones infundadas para destrozar la vida de un hombre y padre, en base a demandas penales de maltrato, violación y alejamiento de un hijo. Ese hombre afectado por las denuncias falsas soy yo, y quiero describir lo ocurrido para reestablecer mi honor y mi dignidad, dejando una huella imborrable de esta historia para todos mis hijos, y sin miedo a nada ni a nadie dar a conocer lo ocurrido, con el amparo de una sentencia judicial de absolución en todas las denuncias falsas que recibí y en posesión de todas las pruebas que puedo aportar para corroborar todo lo que a partir de ahora paso a detallar, y que durante tanto tiempo fue utilizado para dañar mi integridad personal, social y laboral.

Esta historia empieza cuando la Denunciante -de ahora en adelante llamada por su nombre de pila: María José- y yo nos conocimos en una red social llamada Badoo, a finales de Agosto del año 2011 por PRIMERA VEZ, NUNCA ANTES NOS HABÍAMOS VISTO. Después de conocernos, coincidimos algunas veces en septiembre y en octubre en contados fines de semana. Todo ello contrastado con las conversaciones de Badoo y facebook que tenía guardadas, y que negaba la denunciante, porque quería dar la apariencia, absurda por otro lado, de que ella me conoció siendo profesores ambos, y que no era de las que entraba en las redes sociales. De hecho ella era profesora de música y yo soy profesor de Universidad, y al parecer una de sus inquietudes desde el primer momento de la denuncia era preservar su perfil de mujer con un nivel social que no necesitaba recurrir a las redes sociales, lo cual era falso. 

En realidad su vida era una farsa, desde un principio, plagada de desequilibrios emocionales, sin amistades, con una falta enorme de autoestima, una madre controladora y emocionalmente perturbada (no lo digo yo, lo dicen los partes médicos y psiquiátricos, y me lo dijo ella misma) sentimientos de inferioridad en su percepción de comparación con los demás, y sobre todo un pensamiento paranoico en dramas sexuales que le acompañaron durante toda su vida, desde que inició su vida consciente, con acusaciones muy fuertes hacia su padre inducidas por la madre, hasta que en el periodo adulto empezó a convivir con cada una de sus parejas, incluyéndome a mí, aunque nunca fuimos pareja. Lamentablemente yo me di cuenta demasiado tarde, a pesar del escaso periodo de tiempo que llegué a conocerla.

Pero empecemos a relatar la historia, sobre todo centrándome en las denuncias que me interpuso, y porque y con quién las hizo.

Decir que María José, antes de conocerme, ya tenía antecedentes psiquiátricos y personales graves, incluyendo un intento de suicidio, relacionados con una separación traumática de su exmarido por un tema de naturaleza sexual, y otro trauma arrastrado, según le alienó su madre, de que su concepción fue supuestamente fruto de una violación de su padre. Dichos antecedentes, constatados en nuestras conversaciones, explicarán el tipo de denuncias que posteriormente me puso. Y más aún, cuando me intentó achacar a mí su situación depresiva, que venía arrastrando desde hacia muchos años antes de conocerme.

Entre los meses de Octubre y Noviembre del año 2011, María José es de mucho apoyo para mí respecto a la situación familiar que estaba viviendo con mi expareja, porque es conocedora de lo que vivo y tiene recursos de afrontamiento y experiencia debido a su traumática separación con su expareja (según me relata ella misma), de la que decía haber superado después de una depresión profunda con tratamiento psiquiátrico, debido a un supuesto “shock emocional” al ser consciente de una situación con su exmarido de carácter sexual y de sentirse una mujer maltratada. 

Me acompañó a todos los procesos judiciales y las reuniones con abogados que tuve que asumir durante esas fechas por las múltiples denuncias e intentos de apartarme de mi hijo Xavi que se proponía lograr mi expareja y madre de mi hijo. Y ante mi situación de vulnerabilidad en esa época, deposité la confianza necesaria en ella para que llegase a conocer gran parte de mi vida en relación a las situaciones conflictivas de mi separación y la lucha por la custodia de mi hijo que estaba viviendo. Y tengo que reconocer que, unido a la fragilidad del momento por lo que le confié mi realidad, esa mujer actuaba de forma muy ágil en el manejo del acompañamiento en las reuniones que mantuve con abogados, y acabé considerándola una amiga de referencia, aunque estaba tremendamente equivocado en mi percepción de la amistad, porque en ese momento desconocía que estaba tratando con una persona con una mente enferma y desestructurada.

Aunque no fue en ningún momento mi deseo, ante su insistencia por ayudarme desde la cercanía física -pues ella vivía en otra localidad cercana-, accedí a que permaneciese en mi casa durante unas dos semanas, donde dormía en su propia habitación, separada de la mía, pues en ningún momento la llegué a sentir mi pareja, y tampoco quería que mis hijos, tanto el mayor Alejandro como por aquél entonces el pequeño Xavi, entendiesen que había una relación estable entre ambos. Además, la relación que manteníamos no era de pareja, sino de amistad y apoyo, pues nunca la percibí como una relación afectiva íntima, y lo que es más importante, nunca sentí llegar con ella a ningún tipo de amor, ni pasión, pero sí de amistad como he comentado. 

Pero toda la situación de complicidad, solidaridad y apoyo mutuo que se generó entre ambos en muy poco tiempo -yo también le ayudaba a ella en su estado de ánimo- se derrumbó como una baraja de naipes de forma tan rápida e intensa como se produjo nuestro conocimiento, y de manera imprevista María José me reclamó un dinero que según dijo -de forma irracional- le debía. Pero yo no estuve de acuerdo en dárselo ya que nunca tuve una deuda con ella, y nunca me prestó ninguna cantidad de dinero como ella después alegaría en su demanda -ni lo necesitaba por mi trabajo ni por la corta relación de amistad que habíamos tenido-, y así se demostraría luego en los juzgados con sentencia a mi favor corroborando mis argumentos. 

Algo en la mente de Maria José hizo que se produjese un cortocircuito, que la retornó a comportarse como la persona inestable, depresiva y paranoica que dijo que había sido anteriormente a conocerme. Pero en realidad descubrí que María José nunca dejó de ser esa persona del pasado, nunca sanó de su desequilibrio, solo que cuando fue consciente de que no podría tener una relación estable conmigo porque yo no quería acceder a ser su pareja comprometida, optó por usar su rabia e impotencia al no poder controlar mis afectos y sentimientos, y transformarla a través de una decisión histérica e impulsiva en realizar una serie de denuncias falsas contra mi persona en connivencia y complicidad con mis exparejas para lograr aliviar su sentimiento de ser una mujer despechada y obtener una ganancia económica, además de perjudicar la relación con mi hijo Xavi en beneficio de su madre, que a su vez sería su apoyo en la falsa acusación que logró hacerme.

Tras el alejamiento entre ambos, a petición de María José, su abogado se puso en contacto con el que yo tenía por aquél entonces, y empezaron a negociar en relación al dinero que ella me reclamaba. Y diréis ¿por qué acepté negociar algo que no era una deuda real?. Lo hice porque si no accedía a pagarle me amenazó con “hablar” en todos mis espacios laborales, personales y judiciales para influir en mi perjuicio en la lucha que mantenía por la custodia de mi hijo Xavi. Ante este disparadero, fui capaz de acceder a una negociación que implicase acordar un documento privado donde yo le pagaría un dinero para que sus amenazas no influyesen en mi proceso judicial de Custodia; es decir, estaba en cierto modo cediendo a un chantaje, pero era muy compleja la situación que vivía con la madre de mi hijo Xavi como para estar esperando que una mujer sin valores ni principios se uniese al “festín” de hacerme daño y sobre todo lograr alejarme de mi hijo. Fue un error ceder al chantaje en el inicio de la negociación, lo reconozco, pero finalmente no cedí al pago porque me di cuenta que si lo hacía una sola vez, siempre podría ser chantajeado. Así empezaría otro calvario más para mi, el de la cadena de denuncias falsas que siguió a mi decisión de no ceder al chantaje.

Fue tan intolerable el chantaje, solicitándome 10.000 euros a pagarle de inmediato, dinero que yo no poseía y ni mucho menos podía hacer efectivo, que los abogados de ambas partes no llegaron a un acuerdo, porque por mi parte no estaba dispuesto a someterme. Y a partir de aquel momento rechacé tener cualquier tipo de relación o vínculo, aunque de hecho fue ella la que quiso ponerse en ocasiones en contacto conmigo vía whatssapp para decirme que me quería –todo ello después de los supuestos hechos de los que me acusaba-, además de enviarme emails con fotografías mías sobre recuerdos afectivos con mi hijo y que ella tenía guardados en su cámara fotográfica -nunca tuvo imágenes de ambos juntos porque yo nunca quise ningún compromiso ni siquiera fotográfico con ella, pero si tenia fotos de mis hijos junto a mi sin su presencia-. Me decía en sus correos electrónicos que quería que yo tuviese esos recuerdos, a todo lo cual nunca le respondí. Y así quedó acreditado en las periciales informáticas que se hicieron de toda esa documentación. ¿Acaso una mujer maltratada y violada te dice que te quiere después de los supuestos hechos, y te envía recuerdos de fotografías con tus hijos?.

En el momento que se rompieron las negociaciones, me interpuso una primera querella económica exigiéndome los 10.000 euros, demanda que le gané de forma contundente en los juzgados porque quedó acreditado que era falso que me hubiera prestado ningún dinero. A los pocos días de interponerme la demanda económica me interpuso también una aberrante denuncia penal con la acusación de amenazas, violencia a la mujer, maltrato en variadas ocasiones y sobre todo de agresiones sexuales continuadas, tratándome como un violador. Esa demanda se prolongaria en su instrucción 7 años, de forma surrealista e incomprensible debido a una prevaricadora acción judicial, puesto que nunca hubo base probatoria ni indicios siquiera para que hubiese llegado a la vista oral.

Esta situación, como ella ya me había avisado en sus anteriores amenazas, empezó a influir en mi vida laboral, personal, y sobre todo en la lucha que me enfrentaba con la madre de mi hijo por su custodia –porque mi expareja y esta mujer entraron en amistad mutua por sus intereses espurios compartidos-. De hecho, a partir de aquél momento, ambas fueron testigos para apoyarse en sus respectivos procedimientos judiciales. Hasta el punto que el “único” testigo contra mi acerca de la denuncia de maltrato y violación interpuesta por esta mujer era mi hijo Xavi, que contaba por aquel entonces con apenas 4 años y con una enfermedad crónica -síndrome de X-frágil- consistente en un trastorno cognitivo que le impedía a esa edad tener desarrollada el habla. Y era un testigo logrado a través de las supuestas conversaciones que había tenido el menor con su madre, la cual se presentaba a su vez como testigo de la acusación instrumentalizando lo que decía haber escuchado por parte de mi hijo.  

El pequeño Xavi solo era una “cosa” para su madre al servicio de esa mujer llamada María José, un instrumento para hacerme daño, pero que en realidad sería imposible que lo pudiese hacer, porque tan siquiera podía hablar, además de ser falsas las acusaciones. Y a cambio, María José apoyaría judicialmente a la madre de mi hijo en su lucha judicial contra mi respecto a sus denuncias penales y la estrategia judicial de conseguir apartarme de la Custodia Compartida de mi hijo.

Con respecto a esa denuncia de maltrato y agresión sexual, la demandante y sus “testigos” (la madre de mi hijo y mi exmujer) me tuvieron más de 7 años con una orden de alejamiento hacia María José mientras duraba el proceso de instrucción, tiempo durante el cual además me interpuso tres denuncias penales más, que incluyeron supuestas vejaciones y amenazas, quebrantamiento de la orden de alejamiento y la demanda económica susodicha. Todas ellas fueron juzgadas con el resultado de resultar absuelto.

Sin embargo las denuncias y testificales de María José a favor de la madre de mi hijo no fueron en balde, ya que esta señora influyó para que se lograse que yo perdiese la Custodia Compartida de mi hijo Xavi, puesto que sus declaraciones sobre que yo le maltrataba durante las dos semanas que estuvo en mi casa y el decir que no cuidaba bien a mi hijo influyeron para que actuaran los Servicios Sociales de mi localidad y estos propusieran al Juzgado -que veía tanto sobre la causa con esa mujer como la Custodia de mi hijo- que no era conveniente un régimen de Custodia Compartida, lo cual usó mi expareja para poner una demanda de modificación de medidas. 

Desde ese momento mi expareja y madre de mi hijo compensaba el apoyo de María José asegurándole que llegado el momento de la celebración del juicio sobre violación, la apoyaría como testigo indirecta. Fue por ello que se incrementaron las apariciones como testigo de María José en los juicios civiles y penales que tuve con la madre de mi hijo Xavi, siendo testigo de la grave denuncia (falsa) de maltrato y abuso sexual a mi hijo que me puso su madre (de la que fuí absuelto sin necesidad de juicio por sobreseimiento de la causa), y en la demanda de modificación de medidas que la madre de mi hijo me interpuso para finalizar con el régimen de Custodia Compartida, donde tuve que llegar a un acuerdo, muy a mi pesar, donde la Custodia pasaba a ser de la madre, lo cual explico brevemente a continuación.

En este sentido María José participaría en el informe psicológico que sería referente en la modificación de medidas para tomar la decisión sobre la Custodia de mi hijo. Y aunque no llegué a perder por sentencia judicial la Custodia Compartida de mi hijo, si la perdí judicialmente por conformidad en un supuesto acuerdo con la madre de mi hijo, y que el abogado que tuve por aquél entonces me aconsejó aceptar ante la presencia de un informe psicológico que proponía la Custodia Monoparental para la madre, y que según el abogado es en el que se hubiese basado la Juez si se hubiese celebrado vista oral. Teniendo en cuenta la animadversión de la Juez hacia nosotros -era la misma que instruía el caso de María José, y la que había aceptado investigar unos supuestos maltratos a mi hijo Xavi que nunca se produjeron y tuvo que ser sobreseída la causa por la Audiencia en contra del criterio de la Juez-, el abogado me convenció para que aceptara el acuerdo de Custodia Monoparental para la madre, pero en el que yo tendría la posibilidad de estar con mi hijo la mitad de tiempo y la inclusión en el acuerdo de que al niño no le cambiarían de colegio, sito en la localidad donde yo residía y donde siempre había vivido -aunque luego lo desplazaría la madre hacia su localidad natal, incumpliendo el convenio regulador-, teniéndose que desplazar la madre para dejarle y regresarle del colegio. Es por ello que acepté dicho acuerdo. Ahora y con la perspectiva del tiempo lo veo como un error, pero en aquel momento pretendí ver si de esa manera la madre de mi hijo dejaba de acosarme y denunciarme de forma falsa judicialmente, cosa que fue un error por mi parte, porque no pararía hasta separarme de mi hijo, lo cual relato en otros capítulos de mi historia.

La denuncia de maltrato y agresión sexual de María José, y que me estaría fustigando durante 7 años mí vida personal, social y laboral, no fue puesta por esta señora de manera espontánea. Tardó meses antes de redactarla, y la preparó junto a mi expareja y madre de mi hijo, y la participación de mi exmujer, quienes estuvieron asesorándola sobre como hacer la declaración judicial en la interposición de la denuncia y sobre cómo debía ser su actitud ante la Juez, que tipo de testigos llevar y que deberían decir, la forma de comportarse en los interrogatorios, cuando debía de llorar para aparentar ser más creíble, que debía de decir y que debía ocultar. Todo ello lo tengo por escrito en referencia a las conversaciones que mantuvieron todas las implicadas durante esos días previos a la denuncia donde narran como montaron el plan de las denuncias falsas.

El juicio de maltrato y agresiones sexuales continuadas llegó después de 7 años de una pésima instrucción por parte del Juzgado, con una Juez que se comportó de manera funesta conmigo –ya que incluso llegó a enviar a mi trabajo un auto en el que decía que yo tenía antecedentes penales, cosa que era falsa, y que sirvió de detonante para que me expulsasen de mi puesto fijo de Profesor Titular de Universidad-, y por ello llegándome incluso a querellar contra ella –cosa que no prosperó por el corporativismo judicial que hay en estas cuestiones-  La reacción de la Juez a mi querella fue ralentizar mas aún el procedimiento judicial y poner todo tipo de trabas durante el resto de la instrucción.

Pero pasaron los 7 años de instrucción judicial, y llegó el momento del Juicio en vista oral. Allí me encontré sentado en el banquillo de los acusados ante tres Jueces de toda una Audiencia Provincial de Valencia, jugándome una petición de la fiscalía y de la acusación particular de 18 años de cárcel por algo que nunca había cometido, y sobre todo sería incapaz de cometer en relación especialmente a agredir o violar a una mujer. Y aunque todos los abogados que tuve durante el proceso, que fueron varios y por diferentes razones, me decían que ganaríamos en la vista oral porque esa denuncia no había por donde cogerla ni tampoco la instrucción que hizo la juez, la cuestión es que me veía sentado en soledad en un banquillo de los acusados lúgubre.

No sabía como asimilarlo, y los sentimientos eran difíciles de digerir. Tres jueces delante de mi, toda una vida en juego, tres informes psicológicos de muchas psicólogas forenses, con marcado carácter en perspectiva feminista, que llevaba la denunciante en mi contra –aunque fatalmente elaborados a mi favor, hay que reconocer-. Pero a excepción de esos informes, y el testigo que era mi hijo de 4 años representado por su madre, todo lo demás eran testigos de referencia: su madre -cuya declaración le perjudicó-, su hermana –que al final ni vino al juicio ya que su declaración también le perjudicaba más que lbeneficiarle-, un amigo de la denunciante policía nacional al que dijo que se lo contó todo –con el que yo conversé tiempo atrás y no se la creía, algo que grabé, y por eso cuando se lo contó no me detuvo-, y sobre todo unas declaraciones de ella que eran absolutamente increíbles e incomprensibles según palabras del propio juzgado de la Audiencia Provincial. Y todo eso era lo único que aportaba contra mi. 

Por mi parte aporté, además de peritos psiquiatras y psicólogos, todas una batería de pruebas documentales certificadas y peritadas: correos electrónicos, fotografías, grabaciones de llamadas electrónicas, ademas de contar con mas de 20 testigos presenciales de los días que me denunciaba de las agresiones físicas y sexuales, 11 de ellos eran de fuera del ámbito familiar, todos los cuales hacían imposible con sus testificales que pudiese haberse dado ningún tipo de maltrato o agresión sexual en aquellos días concretos que denunció. Incluso llegue a presentar un certificado de la Universidad que validaba que uno de los días de esas supuestas agresiones yo estaba dando clase, y no podía estar en el lugar de los supuestos hechos.

Así y todo, y hasta que se produjo la sentencia, debo de reconocer que el miedo a que un inocente, como yo lo era, pudiese ser acusado me envolvía en una miedo lógico y permanente, porque hay muchos hombres inocentes en las cárceles solo con la palabra de una falsa denunciante por ser mujer. Pero ese no fue mi caso, y la sentencia de la Audiencia fue ejemplar, sólida y sin ningún tipo de resquicio legal para poder ser apelada, y de hecho el abogado de la otra parte decidió no apelar debido a la contundencia jurídica de la sentencia.

Y a continuación os presento las fases más importantes en las que se resume la sentencia de la AUDIENCIA PROVINCIAL sobre la denuncia de maltrato y agresiones continuadas por la que se me solicitaban 18 años de prisión. Reitero que no son mi palabras, es la resolución razonada de 3 Jueces de la Audiencia Provincial que resuelven absolviéndome, después de 7 años de instrucción y una orden de alejamiento, que implicaron muchos efectos sobre mí vida laboral, social y personal entre los cuales destacan: un despido fulminante de mi trabajo como Profesor Titular de Universidad, se alejaron de mi casi todas mis amistades personales y profesionales -tanto María José como la madre de mi hijo expandieron personalmente mi implicación en su denuncia falsa por todo mi entorno profesional, social y personal, causando mucho daño a mi imagen-, un acoso a través de las redes sociales con personas tóxicas que publicaban la denuncia y mentían sobre mi persona, la participación perversa de mi hija mayor divulgando falsedades, y finalmente que las acusaciones en la denuncia fueron de influencia primordial para que perdiese la Custodia Compartida de mi hijo Xavi, además de que se dedujeron de dicha denuncia otras acusaciones (falsas) contra mi persona hacia la madre de mi hijo por haber soñado que le quería hacer daño (sí, he sido acusado por presuntas ensoñaciones), así como otras denuncias sobre amenazas y vejaciones a mi ex.

También caí en una depresión profunda teniendo que ser tratado médicamente de forma grave y urgente, me arruiné económicamente pues tras 7 años tuve varios abogados, algunos de ellos me estafaron económicamente, e implicó que me tuviera que marchar de mi casa porque no podía mantenerme autónomo en el sentido económico y humano, yéndome a vivir a casa de mis padres. Me rechazaron por aquel tiempo todas las posibilidades de inserción laboral porque mi currículum estaba manchado por la denuncia, y además implicó el agravamiento de la enfermedad de mi padre, quién finalmente falleció con la pena de no ver a su nieto, y una mala situación anímica de todos los miembros de mi familia.

Como os he dicho paso a presentaros los principales criterios del los Jueces de la Audiencia Provincial para absolverme sin ningún tipo de cargo y con un total pronunciamiento a favor de mi inocencia:

1.   La denuncia penal por maltrato y agresiones sexuales la realizó la demandante porque se rompieron las negociaciones sobre una supuesta deuda económica, y lo reconoce la demandante que vincula la ruptura de las negociaciones a la presentación de la denuncia, con una más que probable “rabia y despecho” hacia mí.

Criterio 1: denuncia por maltrato y agresión sexual por ruptura de las negociaciones de una supuesta deuda

2.   Después de una breve estancia en mi casa, la denunciante reconoce la petición que me hizo de 10.000 euros que supuestamente me habría entregado para contribuir a los gastos de la convivencia (¿cree alguien que una mujer le "presta" dinero a un hombre para vivir en su casa en apenas 3 días de conviviencia, y menos de dos semanas de vivir en la misma casa en habitaciones separadas?). El juzgado marca ese parámetro de la petición de la supuesta deuda como el momento de iniciar las negociaciones entre abogados.

Critero 2. La reclamación de una supuesta deuda fue el inicio de las negociaciones entre abogados

3.   Una vez se rompieron las negociaciones, me pone la denuncia sobre unos supuestos hechos de maltrato y violación que se produjeron un día concreto, por supuesto falsos. Aunque después ampliaría la denuncia a otros episodios de violaciones continuadas, que nunca concretó ni siquiera sabía los días ni momentos en los que supuestamente se produjeron, ni tampoco como se produjeron. Solo relató de forma vaga que se dieron unas supuestas violaciones por todas las partes de mi casa, pero apenas le dio importancia ni concretó nada. Y respecto al día en que si concretó los hechos, esta es la valoración de los jueces donde mi versión de los hechos estaba corroborada por 11 personas ajenas a la familia -además de que los familiares también testificaron a mi favor, porque ese día de los supuestos hechos fue el entierro de mi abuela materna, y yo estaba en el entierro-:

Criterio 3: Abrumadora prueba testifical a favor del acusado 

4.   Las pruebas con que contaba la denunciante, como ya dije, era la testifical de mi hijo Xavi, por entonces con 4 años de edad, y que tiene un Síndrome de X Frágil de retraso cognitivo y lingüístico, que por aquel entonces le impedía expresarse verbalmente. La testifical era indirecta a través de la interpretación que hizo la madre de mi hijo de unas supuestas palabras del niño, empeñada en que yo entrase en la cárcel por algo que nunca cometí, y que se atrevió a declarar usando una supuesta declaración que le hizo mi hijo Xavi, falsa a todas luces. Pero los jueces vieron que se trataba de otro uso instrumental de mi hijo en el litigio que mantenía conmigo por su Custodia y con muchas otras denuncias penales, ya sobreseídas y archivadas todas ellas a mi favor.

Criterio 4: Los jueces no tienen en cuenta la declaración de la madre de mi hijo Xavi, porque la consideran viciada por su animadversión hacia mí y la instrumentalización que hace de unas supuestas declaraciones de mi hijo 

5.   Los jueces no entienden como creíbles las propias declaraciones de la denunciante, porque carecen de verosimilitud en un relato dramático que no se corresponde con ninguna prueba periférica física, ni con la coherencia de lo relatado, ni con la realidad familiar y laboral, ni en las condiciones que se encontraba en mi casa, porque no dormíamos juntos y yo me acostaba mucho antes que ella. En fin, leedlo vosotros mismos lo que dicen los jueces:

Criterio 5: Falta de credibilidad y verosimilitud en lo relatado por la denunciante

6.   Los jueces hablan de algo “INSÓLITO” que la denunciada no tenga ninguna prueba, sino que intenta desvirtuar todo el abrumador cargo probatorio del acusado, que ha hecho un gran esfuerzo en demostrar su inocencia, cuando quién tiene que demostrar la culpabilidad es la denunciada. Este párrafo es absolutamente rotundo y devastador para la denunciante que la deja como lo que es, una miserable mentirosa:

Criterio 6: Es el acusado el que demuestra con pruebas su inocencia siendo insólito que lleve adelante la carga de la prueba, y la denunciante solo se dedique a desvirtuarla sin aportar pruebas para demostrar la culpabilidad 

7.   El resultado lógico que implica una sentencia impecable -excepto que no emiten por oficio el traslado a un procesamiento de quién acusa como denunciante falsa- es que me absuelven de los delitos de maltrato, amenazas, violencia contra la mujer y agresión sexual continuada por lo que me pedían 18 años de cárcel. Absuelto con todos los pronunciamientos a mi favor. Y de hecho no interpuse denuncia por denuncia falsa porque estaba ya en una situación límite, tanto psicológica como económicamente, tendría que volver a citar a todos los testigos, y mis fuerzas ya no llegaban para pasar otra vez por los mismo, y aún me quedaba mucho que luchar por mi hijo, y no tenía ni fuerzas ni dinero para llegar a cubrir todos los frentes judiciales abiertos, que por cierto formaban parte de la estrategia para borrarme como hombre y como padre. Además la gran culpable de todo esto es la madre de mi hijo Xavi, que fue la inductora a la denuncia, y con la que por aquél entonces aún quedaba un lucha muy larga por acometer -que lamentablemente implicaría alejar a mi hijo de su padre, sin sentencias judiciales, sino a través de la alienación parental y aprovechando el alejamiento que este episodio y otros posteriores promovieron respecto de mi hijo Xavi, pero eso ya es cuestión de ver otros capítulos de mi historia-.

Critero 8: ABSOLUCIÓN de los delitos de violencia contra la mujer, maltrato, amenazas y agresiones sexuales continuadas

Cuando una ley que se supone es para defender a víctimas reales -Ley de Violencia de Género, que ya de por si es discriminatoria hacia los hombres-, sin embargo se utiliza, como en este caso, de arma instrumental por una mujer como María José, con la complicidad directa de mi exmujer y expareja, madre de mi hijo Xavi para: o bien lucrarse con las demandas, como quería hacer la despechada de María José y su vengativo interés por el que llegó a inventarse una deuda económica inexistente -nunca me prestó ningún dinero- por lo que me negué a ceder al chantaje, o en el caso de mi expareja para sacar beneficios en procedimientos penales y civiles relacionados con la custodia de mi hijo para alejarme de él; entonces estamos ante una perversión de ley en un mundo donde siempre existirán personas perversas.

Esta sociedad nuestra no se lo puede poner tan fácil a la maldad humana, que si bien es imposible hacerla desaparecer, al menos no deberían quedar impunes en nuestro ordenamiento legal a costa de discriminar a hombres y padres por el hecho de nacer varones. Pero con la piedra de la ideologia feminista y su perspectiva de género hemos topado. 

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