30/9/21

131. Sobre la persecución ideológica feminista a través de la reforma de Ley del Aborto de Irene Montero contra los médicos, utilizando conceptos falsos como la “Violencia Obstétrica Machista”

 

La reforma de la Ley del Aborto que quiere llevar a cabo el Ministerio de Igualdad de Irene Montero sigue trayendo de cabeza a los profesionales sanitarios. Los últimos damnificados son los médicos a quienes Montero pretende acusar de realizar "violencia obstétrica machista" si incurren en alguna mala praxis durante el parto (ver artículo 1).

Ver artículo 1: El gobierno acosando a los sanitarios desde el falso concepto de la “violencia obstétrica machista”

En España -y en gran parte del mundo- también hay ocasiones en que se recetan antibióticos, antiinflamatorios y otros medicamentos cuando no son necesarios o a dosis más altas de lo que deberían. Ya no hablemos de antidepresivos y ansiolíticos, que los da cualquier médico de familia sin necesidad en algunos casos de pasar por un psiquiatra, o que un psicólogo que pueda valorar otros tratamientos.

La cuestión es, ¿suponen estas prácticas una forma de «violencia médica» contra la población general, o si «las víctimas son mujeres» se trata de «violencia machista», pero en el caso de la sobremedicación a hombres «solo» es una mala praxis?. Señoras feministas, ¿no creen que están «victimizando» a la mujer por encima de sus posibilidades, y de cualquier atisbo de sentido común?-

Los profesionales médicos se sienten "perseguidos" por la ministro con el empleo de una expresión ("violencia obstétrica machista") que consideran "insultante" y que no está admitida ni por las sociedades científicas ni por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Dicho concepto de violencia obstétrica aterriza en el Ministerio de Igualdad desde Latinoamérica. Un término se ha incluido únicamente en las legislaciones de países amigos de la ministra podemita Montero como Venezuela o Argentina. Precisamente, en el año 2007 y bajo el mandato de Hugo Chávez, Venezuela fue el primer país del mundo en definir la violencia obstétrica (sin el adjetivo de "machista" que ahora le añade Montero).

En el artículo 15 de la Ley Orgánica sobre el derecho de la Mujer a una Vida Libre de Violencia, los venezolanos describen la violencia obstétrica como "la apropiación del cuerpo y procesos reproductivos de las mujeres por personal de salud, que se expresa en un trato deshumanizador, en un abuso de medicalización de los procesos naturales, trayendo consigo pérdida de autonomía y capacidad de decidir libremente sobre sus cuerpos y sexualidad, impactando negativamente en la calidad de vida de las mujeres".

¿Existen en España prácticas de este tipo a las que se pueda acusar de "violencia obstétrica" a los profesionales sanitarios? Cuando se habla de "violencia obstétrica" se hace referencia a esterilizaciones forzosas sin consentimiento o cesáreas y anestesias sin el consentimiento de la madre, "algo que no ocurre en nuestro país".

Los médicos sí creen que hay que perseguir las malas praxis durante el alumbramiento y llevar un control riguroso de la atención hacia la madre y el hijo, pero sin entrar en el concepto que abandera Montero: "Violencia obstétrica machista". Recordando además que el adjetivo de "machista" tiene connotaciones jurídicas. No tenemos que permitir que ningún sanitario incurra en una mala praxis ni en una infracción deontológica, pero lo que propone Igualdad es un debate ideológico”.

Existen malas prácticas en Obstetricia, como en cualquier especialidad y profesión. Lo dudoso es que estas constituyan una forma de «violencia machista» como tampoco existiría «violencia hembrista o misándrica».

Violencia misándrica: A las mujeres se les recuerda e incentiva a realizarse una citología anual para detectar de forma prematura cualquier signo de cáncer de útero, pero no existe un equivalente para los hombres donde se hable de cáncer de próstata o de colon. Ya es demasiado evidente el sesgo sexista de ciertos dirigentes políticos que a través de sus actos, palabras y las medidas que proponen crean una mayor desigualdad entre hombres y mujeres, no lo contrario.

Además, resulta agotador que los que dicen defender a las mujeres y querer su empoderamiento se dediquen a infantilizarlas y sobreprotegerlas como si de auténticas inútiles se tratase.

Si un médico comete algún tipo de negligencia o irregularidad se le puede denunciar, sea hombre o mujer su víctima, y la pena debería ser la misma indiferentemente del sexo al que pertenezcan los implicados.

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