¿Cómo empezar a describir lo que ha sucedido?. Seis años sin ver a quién uno más ama en el mundo, por quién entregué parte de mi vida y libertad. Y ahora tengo que responderle a unos mensajes violentos, porque el silencio es negativo para él y para mi familia.
Y lo hago también en nombre de una lucha digna contra la
Alienación que una progenitora, desde su psicopatía, ha construido en la mente
de un menor que crece hacia el nihilismo emocional, falta de empatía e
insensibilidad humana.
Estos
son los mensajes a los que me refiero, donde participo directamente, y cuyo
contenido va dirigido a mi persona:
No se si estos mensajes han sido escritos directamente por el menor o por su alienadora. Tengo motivos para pensar que, al menos es probable que la segunda parte del mensaje haya sido partícipe la psicópata, por la forma de escribir, que no tiene un adolescente. Pero, independientemente de ello, el menor ya cuenta con una edad que le llevaría incluso a poder emanciparse e independizarse, y por lo tanto debería ser lo suficientemente responsable para ser consciente que la alienadora ha escrito por él, o que le ha permitido hacerlo, dejando en sus manos el poder de controlar su mente y sus emociones.
Bien cierto es que aunque
si lo hubiese escrito él mismo, estaría controlado por las mismas “manos
psicológicas” que le han manipulado durante los últimos 6 años la que fue su
mente infantil, adolescente y ahora juvenil, que en principios morales debería
ser pura, sana y natural, pero lamentablemente no lo es. No puedo ni debo
ocultar la realidad, porque la verdad no tiene remedio.
Porque
no es natural, y mucho menos sano y equilibrado, que el rencor en un menor vaya
aumentando durante 6 años, sin tener ningún contacto con el objeto de
alienación y sin existir ningún factor externo que lo promueva, salvo claro es
la manipulación psicológica desde el contexto alienador.
Porque
salvo el odio de la psicópata alienadora -y su entorno cómplice- no existen
elementos objetivos y reales externos que fomenten un rencor comprensible
humanamente, y mucho menos que concluya en un odio continuado y progresivo.
El odio
no es un sentimiento natural en un adolescente, ya que si estuviese
educado desde la salud mental y equilibrio emocional, aunque supuestamente
hubiesen existido alguna vez emociones de rencor o sentimientos de odio y
venganza hacia algún hecho objetivo, estas emociones tienden a disiparse con el
tiempo, por muy duras que fueran las supuestas causas reales que las originaran
-que en el caso que nos ocupa no son tales-, y nunca al contrario, es decir,
crecer en intensidad sin ningún factor causal persistente que las enerve.
El odio
en su caso se ha convertido en un factor construido e insano cuando
perdura en el tiempo fruto de emociones de rencor y venganza inducidos por
quienes tienen la capacidad de manipular su mente infantil y ahora adolescente.
Entonces el menor reacciona con virulencia progresiva ante cualquier elemento
que rememore sus “recuerdos falsos inculcados”, creados por persistentes
jornadas de adoctrinamiento de la alienadora.
Y esto
es lo que está pasando en mi caso como hombre, y es por lo que si quién alguien
como él me pregunta como su padre: ¿te duele? y quiere saber mi
respuesta: es que SÍ, me duele hijo mío. ¿Te satisface? Pero no es el
dolor que desearías como odiador inducido que eres e intentas promover. Siento
no poder satisfacer tu ansia de venganza que deseas hacia mí -que por cierto
siempre será una “vasija infinita que nunca se puede llenar”-. El dolor que
tengo es saber que como menor que eres no estás “sano”, y tienes una parte del alma infectada por el rencor que
no está basado en ninguna realidad. Es puramente fundado en recuerdos falsos.
En el supuesto de que hubiesen recuerdos negativos hacia mí, tampoco es
racional ni emocionalmente natural que entre todos tus recuerdos solo se
resalten las vivencias negativas y no haya ni un mínimo espacio para las
innumerables vivencias positivas, objetivamente demostrables e invisibilizadas
en el lado ocultado de tu alma, por estar subjetivamente reprimidas en tu mente
afectada por la alienación. Hasta tal punto llegaste que niegas las cientos de
fotografías y videos que existen de nuestra relación afectiva y positiva,
interpretándolas de forma conspiranoica como “montajes”. Esto hijo mío, se
llama negacionismo de la propia identidad.
Otra
frase muy descriptiva de la falta de salud mental del menor que me ha agredido
es cuando dice por dos veces, y sin ningún elemento que lo motivase: “te voy
a denunciar”. Tener ese pensamiento beligerante y repetitivo en la mente, y
usarlo de forma impulsiva en dos ocasiones en apenas una brevísima conversación
de 12 sintéticas frases, no resulta proporcional como respuesta a mis palabras,
y sobre todo no es explicable de forma racional salvo que se introduzcan los
elementos del miedo, manipulación, falta de control y
inestabilidad en la propia identidad personal de adolescente.
Finalmente,
llamar “pesado acosador, y enviar a meterte un beso por el culo, además de
reírse por si lloras ante el dolor de una situación desagradable”, denota
una falta de empatía gravísima en un
adolescente, que ante situaciones que pueden necesitarla implicaría falta de autocontrol
y violencia.
¿Dónde
nos lleva todo esto hijo mío? a ese dolor que te describí, la preocupación por
tu mente enferma de odio y rencor, y me duele ver la manipulación estructural
de tu personalidad, me duele tu falta de resiliencia y control, me duele tu
cobardía. Y por supuesto, es comprensible que esto te suceda, porque han sido
muchos años de manipulación, adoctrinamiento e inoculación de recuerdos falsos,
y desde muchos flancos, contextos y personas que forman el entorno de
manipulación y alienación, liderados por una psicópata integrada.
Y ¿que me preocupa más? tu futuro a medio y largo plazo. Porque esas reacciones
trasladadas a relaciones humanas afectivas, sobre todo con futuras parejas,
puede desbordarse y provocar en tí un “efecto boomerang”, y ser tú quien
padezca las consecuencias de tu propio odio. Creo que eres carne de cañón en
las relaciones afectivas que vayan un poco más allá de la amistad lúdica, y
sobre todo si tuvieses la mala experiencia de sufrir alguna vez al lado de
personas con mentalidad de perspectiva de género.
¡Tanto
que te quise y tanto que nos quisiste! Y
papá seguirá queriéndote por siempre. Pero ocultas los recuerdos del amor y
solo imaginas odio. ¡Es tan injusto que no respetes tu historia y orígenes!
pero tenlo muy claro lo que te voy a decir, y algún día leerás o te contarán:
No
permitiré nunca más que nos agredas gratuitamente, como has hecho con tu
hermano y conmigo, e indirectamente con toda la familia paterna, y además
amenazando y sintiéndote impune haciéndolo, con escupitajos, insultos, desprecios y
amenazas. Además de la falta de respeto hacia los abuelitos cuando fueron a verte al despacho de una psicóloga, y la carencia de humanidad cuando murió el abuelito sin que siquiera te despidieras de él. Y no porque deje de quererte, como ya te he dicho nunca lo haré, pero
si de justificarte aunque seas obra de tu supuesta progenitora psicópata y
alienadora; y es tiempo de asumir responsabilidades y tener conciencia propia
real, y no inducida.
Nosotros
no seremos diana de tu odio fantasioso. Y de verdad que lo siento, pero si la
supuesta y tú creíais que apartándome del todo de ti vencía alguna guerra, dile
que lo ha logrado. Pero es un concepto que no comparto de lo que es “ganar en
la vida”. Mucho me temo que tu pierdes mucho más -sinceramente me importa poco
lo que pierda o gane la psicópata alienadora, es y siempre será una perdedora,
y te lleva a ser un perdedor a tí-.
Tu hijo
mío pierdes raigambre, fortaleza y valores, y no solo con respecto a tu padre,
sino hacia toda la mitad de tu familia, con dos hermanos incluidos. Y eso no te
hace mejor ni más libre, sino más débil, cobarde y cruel. Y te deseo que no se
cruce por tu camino el infortunio de ser hombre y que puedas llegar a ser un
padre vejado por una pareja o un hijo, como tú ahora actúas, porque sería tu
fin emocional por el aplastante vacío que sentirías y no poder afrontar esa
crueldad ante la cobardía y debilidad en la que te estás formando como persona.
Disfruta
de tu breve tiempo del "aquí y ahora" adolescente, porque tu madurez
será muy dura y compleja, por ese lado oscuro, de rencor y odio adoctrinado que
sientes. El tiempo te lo dirá.
Papá
siempre estará abierto hacia ti, pero jamás te buscaré ya más. A no ser que tu
me busques a mí de la manera que consideres. Estoy preparado para todo, por
supuesto lo bueno, pero incluso para tus amenazas de denuncias falsas. De esa
forma pasaremos a un tercer nivel en nuestro vínculo inquebrantable -aunque lo
niegues siempre lo tendremos-, donde espero que superes la soledad de tu
decisión, la cobardía de tu acción, y aunque ahora te sientas acompañado por
las creadoras de tu alienación paterna, no a muy tardar estarás muy solo con
tus flaquezas y debilidades.
Dicho
todo esto con el amor y la lealtad que siento por ti, con todo mi espíritu
libre y el respeto a tu libertad, incluso en los errores que cometas, solo me
gustaría que supieses que no soy tu enemigo, que nunca serás acosado por nadie
de mi entorno incluido yo mismo -si por acoso es saber de ti y tenderte la mano
directamente-, y que te deseo la máxima recuperación emocional y mental, para
que puedas construirte un futuro en paz. Eso es lo único que deseo desde mi
mente y corazón. Y comprenderás que siga escribiendo y construyendo la historia
en la que tú formas parte de mi vida.
Te
quiero amor mío.
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