27/2/22

64. Mi respuesta a un hijo alienado cuando me dice: ¿te duele? ¡pesado acosador! ¡te voy a denunciar!

 


¿Cómo empezar a describir lo que ha sucedido?. Seis años sin ver a quién uno más ama en el mundo, por quién entregué parte de mi vida y libertad. Y ahora tengo que responderle a unos mensajes violentos, porque el silencio es negativo para él y para mi familia. 

Y lo hago también en nombre de una lucha digna contra la Alienación que una progenitora, desde su psicopatía, ha construido en la mente de un menor que crece hacia el nihilismo emocional, falta de empatía e insensibilidad humana.

Estos son los mensajes a los que me refiero, donde participo directamente, y cuyo contenido va dirigido a mi persona:


No se si estos mensajes han sido escritos directamente por el menor o por su alienadora. Tengo motivos para pensar que, al menos es probable que la segunda parte del mensaje haya sido partícipe la psicópata, por la forma de escribir, que no tiene un adolescente. Pero, independientemente de ello, el menor ya cuenta con una edad que le llevaría incluso a poder emanciparse e independizarse, y por lo tanto debería ser lo suficientemente responsable para ser consciente que la alienadora ha escrito por él, o que le ha permitido hacerlo, dejando en sus manos el poder de controlar su mente y sus emociones. 

Bien cierto es que aunque si lo hubiese escrito él mismo, estaría controlado por las mismas “manos psicológicas” que le han manipulado durante los últimos 6 años la que fue su mente infantil, adolescente y ahora juvenil, que en principios morales debería ser pura, sana y natural, pero lamentablemente no lo es. No puedo ni debo ocultar la realidad, porque la verdad no tiene remedio.

Porque no es natural, y mucho menos sano y equilibrado, que el rencor en un menor vaya aumentando durante 6 años, sin tener ningún contacto con el objeto de alienación y sin existir ningún factor externo que lo promueva, salvo claro es la manipulación psicológica desde el contexto alienador.

Porque salvo el odio de la psicópata alienadora -y su entorno cómplice- no existen elementos objetivos y reales externos que fomenten un rencor comprensible humanamente, y mucho menos que concluya en un odio continuado y progresivo.

El odio no es un sentimiento natural en un adolescente, ya que si estuviese educado desde la salud mental y equilibrio emocional, aunque supuestamente hubiesen existido alguna vez emociones de rencor o sentimientos de odio y venganza hacia algún hecho objetivo, estas emociones tienden a disiparse con el tiempo, por muy duras que fueran las supuestas causas reales que las originaran -que en el caso que nos ocupa no son tales-, y nunca al contrario, es decir, crecer en intensidad sin ningún factor causal persistente que las enerve.

El odio en su caso se ha convertido en un factor construido e insano cuando perdura en el tiempo fruto de emociones de rencor y venganza inducidos por quienes tienen la capacidad de manipular su mente infantil y ahora adolescente. Entonces el menor reacciona con virulencia progresiva ante cualquier elemento que rememore sus “recuerdos falsos inculcados”, creados por persistentes jornadas de adoctrinamiento de la alienadora.

Y esto es lo que está pasando en mi caso como hombre, y es por lo que si quién alguien como él me pregunta como su padre: ¿te duele? y quiere saber mi respuesta: es que SÍ, me duele hijo mío. ¿Te satisface? Pero no es el dolor que desearías como odiador inducido que eres e intentas promover. Siento no poder satisfacer tu ansia de venganza que deseas hacia mí -que por cierto siempre será una “vasija infinita que nunca se puede llenar”-. El dolor que tengo es saber que como menor que eres no estás “sano”, y tienes una parte del alma infectada por el rencor que no está basado en ninguna realidad. Es puramente fundado en recuerdos falsos. En el supuesto de que hubiesen recuerdos negativos hacia mí, tampoco es racional ni emocionalmente natural que entre todos tus recuerdos solo se resalten las vivencias negativas y no haya ni un mínimo espacio para las innumerables vivencias positivas, objetivamente demostrables e invisibilizadas en el lado ocultado de tu alma, por estar subjetivamente reprimidas en tu mente afectada por la alienación. Hasta tal punto llegaste que niegas las cientos de fotografías y videos que existen de nuestra relación afectiva y positiva, interpretándolas de forma conspiranoica como “montajes”. Esto hijo mío, se llama negacionismo de la propia identidad.

Otra frase muy descriptiva de la falta de salud mental del menor que me ha agredido es cuando dice por dos veces, y sin ningún elemento que lo motivase: “te voy a denunciar”. Tener ese pensamiento beligerante y repetitivo en la mente, y usarlo de forma impulsiva en dos ocasiones en apenas una brevísima conversación de 12 sintéticas frases, no resulta proporcional como respuesta a mis palabras, y sobre todo no es explicable de forma racional salvo que se introduzcan los elementos del miedo, manipulación, falta de control y inestabilidad en la propia identidad personal de adolescente.

Finalmente, llamar “pesado acosador, y enviar a meterte un beso por el culo, además de reírse por si lloras ante el dolor de una situación desagradable”, denota una falta de empatía gravísima en un adolescente, que ante situaciones que pueden necesitarla implicaría falta de autocontrol y violencia.

¿Dónde nos lleva todo esto hijo mío? a ese dolor que te describí, la preocupación por tu mente enferma de odio y rencor, y me duele ver la manipulación estructural de tu personalidad, me duele tu falta de resiliencia y control, me duele tu cobardía. Y por supuesto, es comprensible que esto te suceda, porque han sido muchos años de manipulación, adoctrinamiento e inoculación de recuerdos falsos, y desde muchos flancos, contextos y personas que forman el entorno de manipulación y alienación, liderados por una psicópata integrada.

Y ¿que me preocupa más? tu futuro a medio y largo plazo. Porque esas reacciones trasladadas a relaciones humanas afectivas, sobre todo con futuras parejas, puede desbordarse y provocar en tí un “efecto boomerang”, y ser tú quien padezca las consecuencias de tu propio odio. Creo que eres carne de cañón en las relaciones afectivas que vayan un poco más allá de la amistad lúdica, y sobre todo si tuvieses la mala experiencia de sufrir alguna vez al lado de personas con mentalidad de perspectiva de género.

¡Tanto que te quise y tanto que nos quisiste!  Y papá seguirá queriéndote por siempre. Pero ocultas los recuerdos del amor y solo imaginas odio. ¡Es tan injusto que no respetes tu historia y orígenes! pero tenlo muy claro lo que te voy a decir, y algún día leerás o te contarán:

No permitiré nunca más que nos agredas gratuitamente, como has hecho con tu hermano y conmigo, e indirectamente con toda la familia paterna, y además amenazando y sintiéndote impune haciéndolo, con escupitajos, insultos, desprecios y amenazas. Además de la falta de respeto hacia los abuelitos cuando fueron a verte al despacho de una psicóloga, y la carencia de humanidad cuando murió el abuelito sin que siquiera te despidieras de él. Y no porque deje de quererte, como ya te he dicho nunca lo haré, pero si de justificarte aunque seas obra de tu supuesta progenitora psicópata y alienadora; y es tiempo de asumir responsabilidades y tener conciencia propia real, y no inducida.

Nosotros no seremos diana de tu odio fantasioso. Y de verdad que lo siento, pero si la supuesta y tú creíais que apartándome del todo de ti vencía alguna guerra, dile que lo ha logrado. Pero es un concepto que no comparto de lo que es “ganar en la vida”. Mucho me temo que tu pierdes mucho más -sinceramente me importa poco lo que pierda o gane la psicópata alienadora, es y siempre será una perdedora, y te lleva a ser un perdedor a tí-.

Tu hijo mío pierdes raigambre, fortaleza y valores, y no solo con respecto a tu padre, sino hacia toda la mitad de tu familia, con dos hermanos incluidos. Y eso no te hace mejor ni más libre, sino más débil, cobarde y cruel. Y te deseo que no se cruce por tu camino el infortunio de ser hombre y que puedas llegar a ser un padre vejado por una pareja o un hijo, como tú ahora actúas, porque sería tu fin emocional por el aplastante vacío que sentirías y no poder afrontar esa crueldad ante la cobardía y debilidad en la que te estás formando como persona.

Disfruta de tu breve tiempo del "aquí y ahora" adolescente, porque tu madurez será muy dura y compleja, por ese lado oscuro, de rencor y odio adoctrinado que sientes. El tiempo te lo dirá.

Papá siempre estará abierto hacia ti, pero jamás te buscaré ya más. A no ser que tu me busques a mí de la manera que consideres. Estoy preparado para todo, por supuesto lo bueno, pero incluso para tus amenazas de denuncias falsas. De esa forma pasaremos a un tercer nivel en nuestro vínculo inquebrantable -aunque lo niegues siempre lo tendremos-, donde espero que superes la soledad de tu decisión, la cobardía de tu acción, y aunque ahora te sientas acompañado por las creadoras de tu alienación paterna, no a muy tardar estarás muy solo con tus flaquezas y debilidades.

El tete, tú y el papá.

Dicho todo esto con el amor y la lealtad que siento por ti, con todo mi espíritu libre y el respeto a tu libertad, incluso en los errores que cometas, solo me gustaría que supieses que no soy tu enemigo, que nunca serás acosado por nadie de mi entorno incluido yo mismo -si por acoso es saber de ti y tenderte la mano directamente-, y que te deseo la máxima recuperación emocional y mental, para que puedas construirte un futuro en paz. Eso es lo único que deseo desde mi mente y corazón. Y comprenderás que siga escribiendo y construyendo la historia en la que tú formas parte de mi vida.

 

Te quiero amor mío.

 


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