¡Y como pasa el tiempo hijo mío! Gracias a Dios pasa de modo que estamos celebrando tu onomástica juntos.
Y tiene un gran valor poder hacerlo, tras todo
el camino hasta ahora andado. Valió la pena llegar hasta aquí. Y más aún yendo
construyendo presentes para alcanzar el objetivo de nuestra vida.
Te quiero hijo, sin más, desde el amor puro, sin reservas ni condiciones.
Orgulloso de tu transitar por la vida.
Un abrazo con mi cariño tan especial a tu sonrisa suave y honesta, plena de
humildad y sencillez.
Papá
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