He leído en ti la que fue mi historia. La recuerdo ahora con ternura, lo que en cierto tiempo fue dolor como el tuyo. Y lo pude hacer "perdonando" y "pidiendo perdón", y desde la distancia logre sanar, pues hubiera implosionado de no hacerlo. Ahora que ya no vivo de recuerdos del pasado, dedico mi vida a construir presentes continuos:
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Aunque no volví a ver a mi hijo después de 8 años, se que mi sangre corre
por sus venas, y mi energía espiritual de alguna forma conecta con él, aunque
su "ego dolido y alienado" lo rechace como hace tu hijo.
Como tú, mis padres y abuelitos de mi hijo no pudieron despedirse de él, y
mis hijos que viven conmigo no lo ven tampoco. Pero nuestras obras cuentan con
él, y como se que el tiempo es relativo e interpretable, tengo la fe absoluta
que en este mundo o en el "más allá" nos reencontrarnos.
Mientras tanto vivo desde el amor, la fe y los valores guerreros de Dios.
Por ello te deseo todo lo bueno, pues nada de lo que te ocurre será en balde.
Que Dios esté contigo y tu elijas el camino de la Fe y la esperanza, sin
nostalgias ni emociones rotas, sino con el espíritu indomable de vivir en paz y
amor.
Un abrazo.
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