Ante un episodio negativo como son las inundaciones que asolan mi tierra Valenciana, mi pueblo de Algemesi, y mi casa en particular anegada, quiero responder con la magia y la luz que aporta la imagen en el mar de una criatura divina que es mi hijo pequeño instantes antes de pasar la difícil situación.
Es
increíble ser testigo que bajo la belleza del cielo de las imágenes y el poder
maravilloso del agua, pueda verse algo tan hermoso como a tu hijo, y a la vez
algo tan devastador como una dana. El mismo cielo y la misma agua albergan
realidades contrapuestas.
En el mismo día que una dana ha segado la vida de más de 158 personas, el
mayor desastre natural de la historia de España, que ha dejado sin hogar o con
gran afectación de su vivienda y vehículo a miles de ciudadanos valencianos,
entre quienes me encuentro, quiero dar gracias a Dios que unas horas antes del
suceso pudiese captar esta hermosura de imágenes, que demuestran que para que
exista el bien debemos aceptar que el mal también existe. Pues valoramos lo
bueno porque también conocemos lo malo.
Mi solidaridad con todos los afectados, desde mi corazón. Tened fe y
esperanza que todo será mejor.
Prefiero poner estas imágenes para el recuerdo que la dureza con la que la
naturaleza y la vida se nos mostró ayer.
Saldremos más fortalecidos, ¡ánimo y nunca rendirse!
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