El 29 de octubre de 2024 quedará marcado en nuestra memoria como el día en que nuestra casa fue golpeada por la furia del agua. Un día en el que vimos cómo la naturaleza nos ponía a prueba, arrastrando no solo objetos y paredes, sino también parte de nuestra historia y nuestra tranquilidad. Pero aquí estamos, de pie, mirando al futuro con determinación y con la firme convicción de que saldremos adelante.
Porque nuestra verdadera fortaleza no está en los muros que nos rodean,
sino en el espíritu que nos impulsa. No seremos definidos por la desgracia,
sino por nuestra capacidad de levantarnos.
Hoy, el día después de esta inundación, entre los restos de lo que fue
nuestro hogar, encontramos algo que el agua no pudo llevarse: nuestra unión,
nuestra voluntad y nuestra esperanza. Cada esfuerzo, cada ayuda recibida y cada
paso que demos será la base sobre la que construiremos de nuevo, no solo una
casa, sino un hogar aún más fuerte, más lleno de vida y significado.
Doy mi palabra de honor: saldremos reforzados. Convertiremos el dolor en
aprendizaje, la pérdida en oportunidad y la adversidad en un nuevo comienzo. Y
cuando miremos atrás, no veremos solo lo que el agua nos quitó, sino lo que
nosotros fuimos capaces de reconstruir.
Porque somos más grandes que cualquier tormenta. Porque nada podrá con
quienes llevan la resiliencia en el alma.
Seguimos adelante. Juntos. Más fuertes.
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